miércoles, 23 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (II)

Porque, además de la pesca, en la isla de Coche se explotaba la sal generada naturalmente en un valle situado entre La Uva, residencia del Curandero Florentino Flores Brito y El Secreto, surtidor de agua salobre que cubría la falta de agua dulce de los profundos manantiales. La sal muy cristalina, era administrada a través de la aduana de Pampatar en la isla de Margarita por la Hacienda Pública Nacional para lo cual utilizaba como plataforma administrativa un arquitectónico edificio de madera de dos plantas construido con ese fin durante el periodo septentrional de Guzmán Blanco. La extensa laguna al noreste de la isla, cristalizaba la sal luego del período de lluvia que se daba a mediados de año. Esta sal que se vendía en y fuera de la isla era acumulada en pilotes por los llamados salineros, hombres y mujeres, que solían con los pies hundidos en la salmuera, extraer la sal sólo en horas de la madrugada luego que eran despertados por el cacafónico sonido que producía un empleado de La Aduana batiendo un badajo contra una pala al tiempo que recorría con ese fin los lomos de los cerros bajos y pedregosos que en forma de cordillera se extendían desde las inmediaciones de La Salina (Valle Seco) hasta El Cardón donde arranchaban los grandes trenes de pesquería de Manuel de Jesús Coello.

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