miércoles, 23 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA

La Bodega de Tía Victoria estaba ubicada diagonal con la Cruz del Piache, a la falda del pedregoso cerro en cuya alta loma estaba el Faro que guiaba a pescadores de la isla de Coche así como a navegantes de cabotaje. Ese faro fue inutilizado a palazos por Alejandrito Coello cuando se divulgó la muerte de Juan Vicente Gómez, acabando con la única obra buena que el dictador le erigió al pueblo. Fue la manera más inmediata y oportuna de Alejandrito expresar su alborozo por la muerte del hombre fuerte que gobernó a Venezuela durante casi tres decenios en forma implacable y autoritaria. Vendía de todo la bodega de mi tía, incluyendo leña seca para cocinar en fogón y kerosene para las lámparas del hogar a falta de luz eléctrica. También empeñaba prendas y fiaba hasta que el padre de familia tuviese buena pesca. Tía Victoria era una mujer memoriosa que podía recitar al caletre la Historia de Venezuela, desde los tiempos precolombinos hasta la muerte de Joaquín Crespo en la Mata Carmelera. De toda la familia era la que más leía y veía más allá de la frontera. La bodega se surtía con la mercancía que traían de vuelta los barcos que ofrecían en venta pescado salado o fresco en puertos de lugares de costa firme. De la Playa del Medio donde fondeaban los barcos de vela a la bodega había dos kilómetros de distancia que cubrían hasta con una fanega de maíz sobre la cabeza una cargadora exclusiva llamada Martina Fernández que años después vino en su auxilio una carreta y un burro que Victoria adquirió a buen precio. La noble Martina tenía tres hijos de padres desconocidos: Dos varones y una hembra, Cristina, delgada, alta y guapa como la madre. El primer parto de Martina fue de mellizos de los cuales sobrevivió el conocido simplemente con el nombre de “Morocho” que siendo ya adulto se entregó a la marinería en un velero de cabotaje que incluía el puerto de Ciudad Bolívar, donde Morocho aprendió a deslizarse por las empinadas cuestas del empinado casco angostureño a bordo de un carapacho de tortuga, deporte del que nada sabían sus conterráneos de la isla de Coche, pero que muy pronto y gozosos aprendieron, pero en vez del carapacho de la tortuga arrau del Orinoco utilizaban el carapacho de ls tortuga marina que los pescadores isleños capturaban en el archipiélago de Los Roques. Un juvenil deporte que por las tardes utilizaba un boquerón del cerro en forma de tobogán entre el Pozo de Pedro Regalado y la sacristía de la Iglesia de San Pedro. A este deporte no era aficionado su hermano Abdón que por su piel y color del pelo parecía hijo de Juan Casanova Gil, el navegante más próspero de la isla, pero Abdón era muy travieso, grosero y alebrestado que en cierta ocasión no pudo tolerar el Jefe Civil, quien para acallarlo sacó a la bravata su revólver cañón largo y le disparó contra la pierna derecha del muchacho que pronto pudo salvar el Doctor Cooper, médico residente de origen polaco, pero que le costó el cargo al Jefe Civil, seguramente, para librarlo de la misma poblada que apedreó de muerte a Chaparro, jefe de la Aduana, cuando le disparó mortalmente a un salinero. Los cochenses repitieron lo que los habitantes de Fuente Ovejuna hicieron en el siglo XVII a su Comendador por los agravios padecidos. “¿Quién mató al Comendador?” peguntaros los jueces a los sospechosos. “Fuente Ovejuna, señor” y ¿Quién es Fuente Ovejuna? “Todos a una”.

RELATO DE LA ISLA (II)

Porque, además de la pesca, en la isla de Coche se explotaba la sal generada naturalmente en un valle situado entre La Uva, residencia del Curandero Florentino Flores Brito y El Secreto, surtidor de agua salobre que cubría la falta de agua dulce de los profundos manantiales. La sal muy cristalina, era administrada a través de la aduana de Pampatar en la isla de Margarita por la Hacienda Pública Nacional para lo cual utilizaba como plataforma administrativa un arquitectónico edificio de madera de dos plantas construido con ese fin durante el periodo septentrional de Guzmán Blanco. La extensa laguna al noreste de la isla, cristalizaba la sal luego del período de lluvia que se daba a mediados de año. Esta sal que se vendía en y fuera de la isla era acumulada en pilotes por los llamados salineros, hombres y mujeres, que solían con los pies hundidos en la salmuera, extraer la sal sólo en horas de la madrugada luego que eran despertados por el cacafónico sonido que producía un empleado de La Aduana batiendo un badajo contra una pala al tiempo que recorría con ese fin los lomos de los cerros bajos y pedregosos que en forma de cordillera se extendían desde las inmediaciones de La Salina (Valle Seco) hasta El Cardón donde arranchaban los grandes trenes de pesquería de Manuel de Jesús Coello.

LA BODEGA DE TÍA VICTORIA (III)

La familia de los Coello imprimió gran empuje empresarial, comercial y político a la Isla de Coche, en ella, destacaron el General Pablo Coello, quien participó en la Guerra Federal y llegó a ser gobernador de Margarita (Nueva Esparta) y Manuel de Jesús Coello, quien después de fallecido fue sustituido por su hijo mayor. Edecio Salazar, hermano de Manuelito Salazar, fundador del Cine Victoria, y de Guzmán Salazar, maestro de primaria, que seguía la pedagogía tradicional según la cual “la letra con sangre entra” Uno de sus alumnos fue expulsado por rechazar las palmadas con una mentada de madre. Afortunadamente lo rescato un sacerdote que lo condujo por caminos menos tortuosos. El Maestro reflexionó sobre lo acaecido, renunció y se fue para el Zulia donde se hizo periodista. Integró la delegación zuliana que participó en la VII Convención Nacional de Periodistas, reunida en Ciudad Bolívar para unirse a la conmemoración del sesquicentenario del hebdomadario patriótico Correo del Orinoco, casualmente presidida por el antiguo alumno expulsado. Increíblemente grato y emocionante suceso que seguramente sabría explicar con su lógica mítica el Piache o Chamán guaiquerí que oficiaba ritos extraños en un amago de cueva rocosa parecida a la boca abiertamente exagerada de un caimán, que el pueblo identificaba como la “Cruz del Piache” o mejor, la Cruz en la cueva del Piache, una Cruz clavada allí por el Obispo, Mariano Martí, de Puerto Rico, que en la época colonial pasó por la isla en el curso de un peregrinaje por el territorio de la capitanía General de Venezuela. En el valle del Espíritu Santo existe otra cueva del Piache donde apareció la imagen de la Virgen María que veneran los marinos bajo la advocación de la “Virgen del Valle”. Se cuenta que durante las primeras décadas del siglo XVI, los habitantes de Nueva Cádiz encargaron a España una imagen de la Inmaculada Concepción para poner la ciudad bajo su protección. La imagen llegó a Cubagua en el año 1530, pero pocos años después, el 25 de diciembre de 1541, un huracán arrasó Nueva Cádiz y con ella la iglesia donde estaba la imagen de la Virgen. Al salvarse milagrosamente la imagen, los pobladores de Cubagua decidieron ponerla a salvo de nuevos cataclismos, llevándola en 1542 a una hacienda en El Valle de la Isla de Margarita. En 1911 fue coronada como Patrona del Oriente. El Papa León XIII dispuso la coronación canónica de la Virgen del Valle y para llevarla a feliz término delegó el 8 de septiembre del mismo año al obispo de la Diócesis de Guayana, Monseñor Antonio María Durán. La corona de oro y diamantes fue confeccionada por un orfebre de El Callao del Estado Bolívar

RELATO DE LA ISLA (IV)

La Cruz del Piache se halla ubicada en línea diagonal con el inmueble de Tía Victoria, que le servía de residencia y bodega, visitada cotidianamente por Leandro en busca de su alimento preferido, papelón y coco. Leandro era un personaje de la picaresca isleña que lanzaba piedras contra la muchachada cuando esta le hacía la Cruz con los índices de las manos. Moreno retinto y descamisado, Leandro no hablaba sino que emitía sonidos guturales que la bondad samaritana de Martina y Tía Victoria comprendía, subrayada con una sonrisa a la Mona Lisa que se repetía muy temprano todas las mañanas cuando Nicanor Arismendi, “Canoncito” por lo chiquito y retaco, visitaban la Bodega pidiendo ”La mañanita” un vasito de ron blanco de cincuenta grados que al parecer era más energético que la Fragua de su oficio o las cámaras cargadas con arcilla y pólvora que solía disparar en las fiestas religiosas del San Pedro, patrón de los pescadores y, por coincidencia, nombre del navío insignia de la más numerosa expedición hispana, comandada en 1815 por el llamado “Pacificador” Pablo Morillo, para restablecer la monarquía en la sublevada Venezuela y América. La nave hispana guerrera naufragó incendiada frente a las costas de Margarita y Coche. Acaso el nombre “Pacificador” bien valió para la balandra que fabricó el carpintero de playa, Miguel Ángel Guevara, para el empresario pesquero Manuel de Jesús Coello y que en su viaje inaugural estuvo a punto de naufragar, atrapada por furiosa tempestad en alta mar que la escoró. Nada se sabía de “El Pacificador” capitaneado por Alejandrito Coello, el mismo antigomecista que destruyó El Faro que relampagueaba por las noches en el patio de leñas de Tía Victoria. Al fin cesó la consternación a los quince días de desaparecida la balandra cuando el marino Melitón, semidesnudo, llegó nadando a la playa del Cardón donde lo aguardaba una multitud que había divisado al velero. El marino exclamó: “Aquí estamos, basta ya de llantos, velas y oraciones a Nuestra Señora del Monte Carmelo, patrona del Mar y de los marinos.”. y que el día de sus festividades, el 16 de julio, navegaron en procesión marina, como nunca, entre cohetes y cañonazos, en acción de gracia, desde la Playa del Medio hasta Gúinima y la bahía del Bichar, como es tradicional, con un gran cortejo de embarcaciones pequeñas y por la noche las mujeres pertenecientes a la Cofradía elevando sus oraciones y los mismos cantos que suelen obsequiar cuando muere alguna de las cofrades y que sin asistencia varonil cargan a pie hasta el cementerio sobre sus frágiles hombros. Esta virgen, igual que San Pedro, era remozada cada año por los pinceles artísticos de Mario Marcano y el Padre Chico Nardi cuando venía de Pampatar echaba el cuento de la advocación de la Virgen María venerada en el Monte Carmelo e inspiradores de los sacerdotes de la Orden Carmelita a la cual perteneció después el Padre Agustín, dinámico párroco de La Asunción, capital de Margarita, Estado Nueva Esparta, al cual pertenecen la isla de Coche y Cubagua, la antigua y colonial Nueva Cádiz, rica en ostrales perleros, sepultada por el maremoto al cual sobrevivió la imagen de la Virgen del Valle del Espíritu Santo, patrona de los marineros igual que la Virgen del Carmen

RELATO DE LA ISLA (V)

Tía Victoria era devota de la Virgen del Carmen y sus escapularios solía colgar a su único hijo varón. Marcos, cada vez que montaba el Velocípedo que le había comprado y el cual mucho después utilizó el fino artesano Pedro Pablo (el Loco Pedro Pablo) para construir un avión y participar en las tradicionales comparsas o diversiones de Año Nuevo en la isla y cuya guaricha principal era la bella morena Josefina Antón, hija predilecta de Francisca (Chica) Sánchez, costurera que confeccionaba los vestidos de figurín a la atractiva Asunción (Choncita), hermana de Marcos, casada años después con Nicolás Salazar, sagaz contrabandista, padre de Víctor Salazar, premio de poesía latinoamericana 1974. En entrevista del periodista Rafael Arteaga para El Nacional el poeta recuerda a Tía Victoria, la abuela y su pulpería. La abuela vivía preocu¬pada por la muerte. No de¬seaba causarle molestias a na¬die y se hizo construir su ur¬na con el único carpintero del pueblo. Pero la abuela era fuerte y muchos otros murieron antes que ella y cada vez, le solicitaban prestada su urna. Luego se la pagaban con otra caja cuando el carpintero podía hacerla. Así enterraron a medio Coche. Pero cuando la abuela murió, no tenía su urna, pues dos días antes la había prestado para que enterraran al carpin¬tero. Entonces los familiares se vieron en la necesidad de ir por otra urna a Margarita. Su hermana, Evangelia, hizo lo mismo. Mandó a hacer su urna en vida y la hija de Evangelia, Petra Margarita, confeccionó en vida su mortaja que vistió horas antes de morir. Seres humanos humildes con plena conciencia de que son parte del cosmos pues hasta los planetas tienen su cementerio que son los agujeros negros. Sólo el Universo es infinito, se expande cada vez más aunque bien sabemos que tiene su Big Bang. Todos, como el Universo, tenemos un principio, un big bang. La mujer se abomba, explota y nacemos. Por eso, quizá, el ser humano es tan contradictorio, acaso por ser parte del cosmos que tiene su origen en la contradicción de partículas espaciales. Por lo que la Naturaleza que busca el equilibrio ha diseñado una especie de ecología cósmica para evitar la catástrofe humana de la que trata la teoría demográfica malthusiana, sino se controla la natalidad, pues la población crece en progresión geométrica mientras los medios de subsistencia, solo crecen en progresión aritmética. Ningún país quiere ser como Sudan del sur en el África oriental donde relativamente se muere de hambre. Afortunadamente la isla de Coche, al sur de Margarita, es pequeña, apenas 11 kilómetros de largo por 11 y medio de ancho y pocos habitantes, rodeada de ostrales y una fauna marina envidiable que si bien es lo que le faltaba a la Bodega de Tía Victoria era fácil encontrar en las rancherías de Froilán Lunar (Chilnango), centrado en la pesca de la lisa, los Conchos (Coellos) en el carite, la sierra y Justino Marcano, dedicado en la pesca del Corocoro. Los moradores solían decir: “Nada como el Corocoro de San Antonio” muy agradable y sabroso según el gusto de los pueblerinos Esa zona playera era conocida con el nombre de “San Antonio”, los cochenses no saben por qué, pues el santo portugués y franciscano nada tenía que ver con la zona. Siempre vestido con hábito de color marrón, era venerado por las mujeres que buscaban novios y por las prostitutas que querían adecentarse ante la sociedad, entre ellas, las lindas huésped del Trocadero de Edelmiro Lizardi. Por cierto, que al pescador más longevo del Orinoco, Óscar Castro, lo apodaban “Corocoro”. Nunca dijo por qué. Se comentaba que el pez era llamado así porque en cardumen emitía a coro un sonido muy característico que recordaba a muchos feligreses el alto coro de la Catedral de Ciudad Bolívar cuando Carlos Afanador Real ejecutaba con sus niñas el Órgano de mil voces que el Gobernador Juan Bautista Dalla Costa hizo traer e Londres a finales del siglo diecinueve, instrumento musical gigantesco y de fuelles que al final, por incuria, se tragaron los comejenes, según confesión periodística del músico bolivarense, Fitzi Miranda, autor de 62 canciones, grupos polifónicos, himnos y 8 sinfonías. También fue director de la banda municipal Juan Bautista Dalla Costa, fundada en 1860 para debutar el 15 de febrero, aniversario del Congreso de Angostura o Segundo Congreso Constituyente de la Venezuela Republicana, bajo la dirección de Pepe Mármol y Muñoz. El Concejo la bautizó con el nombre de Juan Bautista Dalla Costa (Padre) en homenaje a quien fuera tertuliano del Libertador Simón Bolívar, regidor municipal y valioso colaborador de la causa republicana. Esta Banda Municipal quedó disuelta en 1862 por falta de recursos tanto, humanos como financieros, pero al siguiente año, el gobernador doctor José Ángel Ruiz, creó la Banda del Estado bajo la dirección del maestro italiano Miguel Denti que se mantuvo a duras penas hasta el 19 de diciembre de 1916 que el Presidente del Estado, general Marcelino Torres García, decretó la creación de la Banda Gómez del Estado y designó a otro italiano, José Francisco Calloca como director. Tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, los bolivarenses, cansados de los andinos en el Poder, presionaron para que fuese un nativo, tal en 1936, el doctor José Benigno Rendón, profesional de la judicatura Fue él quien dispuso el nombre de Juan Bautista Dalla Costa para la definitiva Banda del Estado. La Banda debutó con ese nombre el 15 de febrero de 1937 bajo la dirección del guariqueño Telmo Almada, autor de 200 valses, entre ellos, “Canciones de Himeneo” y del Foxtrot “Mascaradas” que nunca faltaba en los Carnavales de Ciudad Bolívar. Este compositor murió invidente. Murió ciego, sin poder leer los arpegios de sus últimas creaciones. Lo mismo le ocurrió a Beethoven, que murió sordo sin poder oír sus sonatas y sinfonías, especialmente la Quinta que le dio la vuelta al mundo de la música. Destino cruel para quienes se atrevieron tocar el cielo de sus afanes existenciales.

RELATO DE LA ISLA (VI)

A Tía Victoria poco la atraía la música clásica, tampoco la llanera de arpa, cuatro y maracas. Prefería, en todo caso, la Gregoriana que a veces interpretaba en el viejo órgano de la iglesia, el Padre Chico Nardi que tanto ella recordaba “¿Qué será de este gracioso y chispeante párroco… retornaría a la península mediterránea a degustar el buen vino y la frittata?” Es posible, pues mucho lo deseaba. Ahora, en su lugar, viene el Padre Juan Bautista Marcano, joven, inteligente, pero el santo varón terminó ahorcando los hábitos pues se enamoró de la directora de la escuela de artes y oficios de Los Robles a espaldas, por supuesto, de su patrona, Nuestra Señora del Pilar, patrona también de España y cuyas festividades transcurren el 12 de octubre, fecha cumbre del Descubrimiento de América por el misterioso Almirante Cristóbal Colón. El nuevo continente, presentido por anteriores navegantes, debería ostentar el nombre del Almirante y no el del Florentino. Este florentino, navegante italiano le habría hurtado los planos al genovés. Es lo que dicen y se especula tanto sobre el tema que no sabemos a qué atenernos. Lo cierto es que este cosmógrafo florentino-castellano, fue todo un personaje de su tiempo, sobre-todo lo que decía en sus relatos sobre indígenas que vivían 150 años y que cometían incesto y canibalismo a discreción, mujeres voluptuosas y hombres que usaban la mordedura de ciertos animales venenosos para aumentar sus genitales a un tamaño gigantesco. El responsable del error parece ser el cosmógrafo germano Waldseemüller, a quien, seguramente, Americus Vespucio no conoció en vida, pues falleció en Sevilla en 1512 sin saber que su nombre designaría todo un continente, un privilegio jamás alcanzado por otro ser humano. El nombre de Américo quedó eternizado, en cabio, al Almirante le derrumban sus estatuas partidarios de gobiernos populistas de izquierda que lo culpan de haber abierto la ruta que condujo hacia el descubrimiento de un nuevo continente, muy promisor y de escasos pobladores que a la larga, europeos de toda índole sometieron, contaminaron y explotaron sin ningún miramiento. Si no hubiese sido al Almirante Colón, habría sido otro, igual o peor, tal vez, o mejor, “Ojalá hubiesen sido los anglosajones” solía exclamar algunas veces Tía Victoria. Quería decir que esa cultura tal vez nos hubiese llevado a un nivel de tanto valor como ahora los Estados Unidos, tenido como la primera potencia mundial, económica, militar y financiera. Numerosos serían aliados, otros, nos envidiarían con malos ojos, los más sensatos quisieran emularnos y los que quedan, más o menos, nos verían con temor o porque seguramente la contradicción es un fenómenos genético cósmico del que es difícil escapar a juzgar por la teoría del Big-bang. La contradicción del ser humano siempre expandido como el Universo. Por paradoja o antilogía, los cristianos creen que el Universo o Reino de los Cielos es obra de Dios. Es la opinión general, distinta a la que responderían científicos como Albert Einstein, Edwin Hubble, Grorges Lamaitre, Georges Gamow y Stephen Hawking. Este último falleció el 14 de marzo de 2018. Era un docente en silla de ruedas, pero autor de libros divulgativos sobre ciencia. Alcanzó enormes éxitos de ventas, en los que discute sobre sus propias teorías y la cosmología en general, como la Historia del Tiempo, del Big Bang y de los Agujeros Negros que son, algo así, como el cementerio de los planetas, al igual que nosotros también se extinguen. Porque así es la vida, como me decía un profesor, “estrecho valle entre las frías y áridas cumbres de dos eternidades o una jornada hacia la derrota final”. El derrotero final, eso es lo que nos espera y Petrica, la mano derecha de Tía Victoria, lo sabía muy bien por eso sus manos ágiles de tejedora, confeccionó su mortaja y antes de morir la vistió como quien va para una fiesta que en este caso, sería el festín de los ángeles, porque “Petrixa” o Petra Margarita que fue bautizada con el nombre de su abuela, era posiblemente más que un ángel y tal vez la intuyó su maestra Emérita Marín que la configuro como la Inmaculada Concepción en un cuadro vivo de la escuela. Ella se lo creyó e hizo votos de castidad, a pesar de las serenatas del guitarrista del pueblo. Se dedicó por entero a cuidar el hijo de su hermana muerta mientras daba luz y a Víctor Salazar, premio latinoamericano de poesía y finalmente a su Madre que vivió más de ochenta años. Siempre fue fiel a su madre, hasta después de muerta, pues en un terreno de su casa al borde del cerro de la Cruz del Piache, cultivó un jardín donde prevalecían las dalias y las siemprevivas. Los domingos cortaba las más recientes, escalaba el cerro y se dirigía hasta el Cementerio a depositar sobre la tumba de la Madre, el ramillete todavía húmedo por el rocío de la madrugada

domingo, 20 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (VII)

Tía Victoria experimentaba una atracción inexplicable por ese fenómeno climatológico, tanto así que si su segundo parto hubiera sido hembra, le habría puesto Rocío, pero por ser varón lo bautizo Marcos, pues ella era devota de San Marcos de León. Por eso le puso ese nombre a su único hijo varón y cuando intuía algo malo suplicaba “Oh San Marcos de León, tú que con amor y fe luchaste en contra de las bestias y el dragón para seguir a nuestro Señor Jesucristo, te ruego con mi esperanza que amanses los corazones de quienes me desean el mal”. El mal perdura asechando en todos los caminos, de manera que debemos andar con cuidado. Tratar de no pisar en falso sino, preferiblemente, hacer nuevos caminos Lo dijo el poeta hispano, Antonio Machado y repetido en la canción de Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay caminos, se hace caminos al andar, Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar… “ Al final, como afirma el adagio popular, todo los caminos conducen a Roma, es decir, hay muchas maneras de llegar a un mismo objetivo. Ya lo decía mucho antes de Cristo, Augusto, primer emperador romano que permaneció cuatro decenios en el Poder, tanto como el dictador Francisco Franco en España y diez menos que Gómez en Venezuela, Lo poco bueno de los Dictadores es la estabilidad del país, lo cual es necesario para el trabajo y la prosperidad, El problema del sistema democrático es la inestabilidad provocada por enjuiciamientos y decisiones del Tribunal Supremo de Justicia a espaldas del gran elector que es el Soberano. Lo sensato es que dejen al Presidente concluir su mandato constitucional, nunca antes, porque ya sabemos a lo que se expone un país como Venezuela donde, por lo visto, sus diputados pierden las perspectivas tan pronto suben a uno de los estrados del poder. Venezuela ha tenido más de veinte Constituciones, entre ellas, la que hizo posible la llegada al Poder de Rómulo Gallegos, el novelista más relevante del Siglo XX y uno de los más grandes de la literatura Latinoamérica, educador y hombre público, hombre ético ejemplar. Presidente de Venezuela, electo por primera vez con el voto directo, universal y secreto. Gallegos falleció en la ciudad de Caracas en 1969, a los 84 años de edad. El 3 de mayo de 1994 el presidente Rafael Caldera había decretado los honores del Panteón Nacional, pero jamás fue sepultado porque la última voluntad del escritor era descansar junto a la tumba de su esposa Teotiste, en el Cementerio General del Sur

sábado, 19 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (VIII)

Ninguna de las Constituciones ha logrado un mejor sistema de vida para los venezolanos. En una conversación de Tía Victoria, con el Jefe Civil Jesús Ramón Coello (Churramón), salió a relucir el tema de las Constituciones y el lamento de no haber tenido Venezuela un Juan Sin Tierra, como apodaban al rey Juan de Inglaterra en 1215, quien dictó la Carta Magna, de ese país la cual enumera lo que después vino a ser considerado como los derechos humanos proclamados el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas como respuesta a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y como intento de sentar las bases del nuevo orden internacional que surgía. Incluía, por supuesto, el Nuevo Orden Económico Internacional, el cual se planteó en la VI asamblea especial de la ONU, en el año 1974 en vista a las peticiones que presentaban los países subdesarrollados de sustituir la "ayuda al desarrollo" por una estructura económica más justa para aquellos países cuyo recursos económicos potenciales eran explotados por tecnologías de países más avanzados. Actualmente se encuentran entre los países menos desarrollados a Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y unos cuarenta más en cuya lista no aparece por fortuna, Venezuela, un país en pleno desarrollo, pero últimamente ha sufrido una especie de colapso en su economía reflejado hasta en los más humildes negocios pueblerinos. No obstante, el comercio de Tía Victoria era estable porque lo que fallaba por un lado de sus múltiples renglones, por otro se nivelaba. La bodega funcionaba incluso como casa de empeño, regularmente, el fin de año y comienzo del otro que suele ser una época muy difícil para la economía de muchas familias, pues la Navidad, los Reyes y hasta por las vacaciones muchas familias gastan más de lo que pueden pagar y el crédito prendario es la salida por las puertas de esas casas que datan desde la antigüedad. Hoy, los bancos cumplen ese rol financiero. El crédito bancario permite ese préstamo en dinero por el que la persona se compromete a devolver el monto solicitado. Solo tiene que pagar una comisión. Lo desventajoso sería el tiempo o plazo definido. El plazo en la casa de empeño lo impone el cliente a riesgo de caer en el olvido y el necesitado o pobre perder la prenda. En la Isla de Coche donde moraba la Bodega de tía Victoria había tantos pobres como parte de los que hay en el mundo. Que se cree son unos 780 millones de personas que viven por debajo del umbral de pobreza internacional. En 2016, menos del 10 por ciento de los trabajadores de todo el mundo vivían con sus familias con menos de 1,90 dólares diarios por persona. ¿Qué hacemos entonces para enervar o ponerle fin a la pobreza. Últimamente se ha hablado del Desarrollo Sostenido cuyo objetivo es ese, precisamente, poner fin a la pobreza en todas sus formas. Desde el año 2000, la tasa de pobreza en el mundo se ha reducido a la mitad. Pero en las regiones en desarrollo una de cada diez personas sigue subsistiendo bajo el umbral de la pobreza. Sin embargo la pobreza va más allá de la ausencia de ingresos y recursos económicos. Se trata de un problema de derechos humanos que también afecta al hambre, a la malnutrición, a la falta de una vivienda digna, al acceso limitado a servicios básicos como la educación o la salud, y a la discriminación y la exclusión social, que incluye la ausencia de la participación de las personas pobres en la adopción de decisiones. Para ello el desarrollo sostenible es clave para erradicarla. Es lo que afirma la ONU, organización que ha trazado una ruta para lograr un desarrollo sostenible. La Agenda 2030 contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tal es una serie de metas comunes para proteger el planeta y garantizar el bienestar de todas las personas. Estas metas comunes necesitan la implicación activa de las personas, las empresas, las administraciones y los países de todo el mundo. En el plano social, la sostenibilidad fomenta el desarrollo de las personas, comunidades y culturas para conseguir un nivel global de calidad de vida, sanidad y educación adecuado y equitativo. La lucha por la igualdad de género, en especial en los países en desarrollo, es otro aspecto que durante los próximos años configurará las bases de la sostenibilidad social. En su vertiente ambiental, la sostenibilidad defiende que la naturaleza no es una fuente inagotable de recursos y vela por su protección y uso racional. Aspectos como el cuidado del medio ambiente, la inversión en energías renovables, el ahorro de agua, la apuesta por la movilidad sostenible o la innovación en construcción y arquitectura sostenible contribuyen a lograr esta sostenibilidad ambiental desde varios frentes. La sostenibilidad también busca impulsar un crecimiento económico que genere riqueza equitativa sin perjudicar los recursos naturales. Una inversión y reparto igualitario de los recursos económicos permitirá potenciar los demás pilares de la sostenibilidad para lograr un desarrollo completo. En medio de la crisis desatada en el mundo por la Pandemia de la COVIF-19, algunos países están utilizando una vez más la restauración como motor de empleo, especialmente en áreas rurales donde surgen nuevas oportunidades. Esa estrategia no sólo tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico, sino que también surge como respuesta clave al cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Devolver la vida a la naturaleza es el objetivo central del Decreto de las Naciones Unidas para restaurar los ecosistemas, un impulso global que comenzó en 2021 con el fin de recuperar las zonas degradadas del planeta “La recuperación verde es aquella que aborda al mismo tiempo las crisis del clima, la biodiversidad y la contaminación”, Entre los países que se cuentan y que están tomando acciones concretas en esa dirección, están Pakistán que ha contratado a decenas de miles de personas que perdieron sus trabajos durante los confinamientos por la COVID-19 para sembrar plántulas,. Francia, Nueva Zelanda, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Etiopía, Finlandia, Islandia, Kenia, Irlanda y Colombia. Que esté Colombia en la ruta del desarrollo económico sostenible y no Venezuela, su vecino fronterizo, es muy lamentable. Colombia considera que en el 2030 todo será distinto toda vez que esa ruta habrá de conducirla a una economía floreciente y permanente. La agenda del desarrollo contempla 16 estrategias que buscan estimular el cumplimiento de las 169 metas de los ODS. La estrategia está fundamentada en 4 pilares: seguimiento y reporte; estrategia territorial, alianzas con actores no gubernamentales y acceso a datos abiertos para un seguimiento al cumplimiento de los objetivos. Para alcanzar las 16 metas, se contempla la interacción y los compromisos de 30 entidades nacionales que trabajarán de manera articulada hasta el año 2030. Entre las instituciones necesarias para cumplir los ODS se encuentran los ministerios de Educación, Trabajo, Vivienda, Minas y Energía, Defensa, Comercio, Transporte y Agricultura, así como el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, la Comisión Nacional de Competitividad e Innovación y la Comisión Intersectorial de Cambio Climático. Las apuestas para alcanzar los ODS son: Fin de la pobreza; Hambre Cero; Salud y Bienestar; Educación de Calidad; Igualdad de Género; Agua Limpia y Saneamiento; Energía Asequible y no Contaminante; Trabajo Decente y Crecimiento Económico; Industria, Innovación e Infraestructura; Reducción de las Desigualdades; Ciudades y Comunidades Sostenibles; Producción y Consumo Responsable; Acción por el Clima; Vida Submarina; Vida de Ecosistemas Terrestres y Paz, Justicia e Instituciones Sólidas. Según el Departamento Nacional de Planeación “si Colombia logra cumplir a 2030 estas metas, el país será más equitativo, la pobreza será menor, sus habitantes tendrán mayores ingresos, salud, educación de calidad y acceso a mejores servicio- Luego de adoptar el 25 de septiembre de 2015 la nueva agenda de desarrollo sostenible promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en marzo, mediante un documento CONPES, se aprobó la estrategia para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el país. Se supone que sería así si hay continuidad administrativa, pero acaba de surgir en el Poder un Gobierno nuevo, el de Petro, un nombre que suena mucho no sólo por su significado “piedra” de raíz griega, sino por el nombre de la criptomoneda venezolana, creada como contrincante del dólar, pero que los especialistas en economía consideran una ilusión, “una moneda de chocolate” o una reconversión para afrontar la agonía del bolívar, moneda que data desde 1876, diseñada por el grabador francés Albert Desiré Barre con la efigie de Simón Bolívar en el anverso y el escudo de la República de Venezuela en el reverso. Este diseño se mantiene hasta el presente con algunas modificaciones de estilo y se diría que no sólo de estilo sino de fondo pues por arte de birlibirloque anda por el suelo después de haber recorrido el mundo por los aires fuertes de le economía

RELATO DE LA ISLA (IX)

Hubo un tiempo, específicamente en el siglo XVI en que predominó el uso de la perla como forma de pago, cuyo valor dependía de su peso. Estas perlas provenían principalmente de las islas de Cubagua, Coche y Margarita. El Cabildo Caraqueño declaró las perlas de Margarita como moneda entre 1589 y 1620. Por supuesto, no había todavía señales de vida del navegante de la isla de Coche, Juan Casanova Gil que vendía perlas al por mayor compradas a las embarcaciones que depredaban con arrastras los cultivos cercanos a los litorales caribeños. Estas gemas apreciadas desde la antigüedad, jugaron un papel fundamental como artículos de lujo, formas de acumulación de riqueza, símbolos de poder y formas de transacción comercial. Las perlas estaban relacionadas con la realeza y el alto clero, y aunque existía un mercado de perlas muy importante, estas eran usadas como obsequios para los reyes, las reinas e importantes personajes, como ocurrió con la llamad Perla Peregrina que no era tan peregrina como lo denota su nombre, sino que fue bautizada así por su peculiar forma de pera con un brillo y color que la hacen única en el mundo. Fue hallada en Panamá a principios del año 1500 por un esclavo, que la ofreció a Diego de Tebes, alguacil mayor del istmo en aquella época. En 1585 De Tebes llegó a Sevilla para regalarle la perla al rey Felipe II. Entonces, se incorporó a las joyas de la corona, convirtiéndose en una de las estrellas junto al diamante El Estanque. Ambas fueron montadas juntas-. La perla fue pasando de mano en mano y así puede verse en los retratos de Felipe III, Margarita de Austria o la reina Isabel de Borbón. La perla permaneció en España hasta 1808 cuando, con motivo de la Guerra de Independencia, se saquearon todas las joyas de palacio. José Bonaparte, nuevo rey de España, ordenó el envío de las joyas de la corona española a Francia y regaló la perla a su mujer, Julia Clay, que la conservó hasta que se separó de Bonaparte. Este, habiendo perdido el trono, emigró a Estados Unidos, llevándose consigo la perla. A su vuelta a Francia, dispuso en su testamento que La Peregrina fuera entregada a su hijo, el futuro Napoleón III, para que sufragara los gastos que se produjeran para ser rey de Francia. No obstante, este terminó vendiéndola al marqués de Abercorn debido a los problemas económicos con los que se encontraba. En cuanto a “El Estanque”, compañero de La Peregrina, era un diamante de absoluta transparencia, con un peso de 100 quilates. Felipe II, rey de buen gusto por lo visto, lo adquirió en bruto en Amberes, y pagó por él 80.000 escudos. En España lo hizo tallar y el resultado fue una piedra preciosa en forma de cuadrado, maravillosamente trabajada, y a causa de su transparencia absoluta, su tono azul acerado y su forma se le denominó “El Estanque” que estancado debe estar en alguna parte o fraccionado como el Diamante de Barrabás. El diamante de Barrabás, decir del vulgo, era algo así como una pera, pero realmente no era tal sino más pequeño y pesaba 155 quilates (31 gramos).

viernes, 18 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (X)

Barrabas era un negro alto y fibroso nacido en El Callao del Estado Bolívar, cuando aún el dictador Juan Vicente Gómez mandaba en Venezuela (1929). Pero su verdadero nombre era Jaime Teófilo Hudson, nombre inglés por la procedencia trinitaria de sus padres. Cuando tenía 25 años, “Barrabás” que así lo llamaban no sabemos por qué, no era un hombre feroz sino tranquilo, aventuraba en la búsqueda de diamantes en los placeres otrora famosos de El Polanco, en el río Icabarú de la Gran Sabana. Un buen día cuando relavaba los desechos del material diamantífero, se le apareció como milagro la piedra preciosa más grande que minero venezolano alguno haya encontrado desde que se explota el diamante en el país. El diamante de Barrabás resulto ser el más grande de Venezuela y uno de los más bellos del mundo. Era realmente de una gran pureza y cuando los compradores internacionales supieron del hallazgo, llegaron hasta la Gran Sabana y compraron a Barrabás el diamante por un precio inferior al real y del cual sólo correspondió al minero 68 mil bolívares. Más tarde fue vendido a la casa Harry Wiston de Nueva York por más de medio millón de bolívares. La piedra fue fraccionada en una impresionante ceremonia por el experto gemólogo mundial Adrián Gracelli y se informó que dos de sus partes fueron vendidas en cinco millones de dólares. Barrabás, con lo poco que le tocó de lo mucho que valía su diamante, perdió el sentido de la realidad y se dedicó a una vida de mujeres y dispendio. Finalmente, explotó un bar llamado “La Orchila”, donde los buscadores de diamantes cuando visitaban el bar y se entusiasmaban, entonaban frente al negro de El Callao este melancólico estribillo: “El diamante de Barrabás... el viento se lo llevo”. Barrabás le puso La Orchila al bar por sugerencia de su proveedor César Díaz Valor dado que según el libro Sexo y Poder, del historiador Carlos Capriles Ayala, al dictador Marcos Pérez Jiménez le fascinaba hacer orgías en esa muy famosa isla paradisíaca del Caribe venezolano. Tía Victoria se negó a empeñar siempre nada que tuviese que ver con Diamante porque le habían hablado mucho de un “diamante maldito” que alcanzaba a sus poseedores. Tal vez se referían al Diamante Hope, también conocido como Diamante Azul o Piedra maldita, con un peso estimado en 45.52 quilates que con el paso del tiempo, se volvió legendario por la supuesta maldición que alcanza a sus respectivos poseedores. Numerosos rumores señalan que es el culpable de las desgracias que les ocurrieron a cada uno de sus dueños. El 10 de noviembre de 1958, fue donado al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana por el joyero estadounidense Harry Winston, quien lo envió, en un sobre de papel de estraza, por medio del servicio postal nacional. A partir de entonces, forma parte de la colección nacional de gemas del museo. En el año 2005, el instituto publicó los resultados de una extensa investigación donde señala que, originalmente, el diamante había formado parte de la colección de joyas de la Corona de Francia hasta que fue robado, en 1792, cuando el "Tesoro Nacional" (Garde Meuble, en su término original) fue tomado por alborotadores que hurtaron algunas importantes joyas de la colección. Además, concluye que se obtuvo como resultado del corte de la joya Royal French Blue, llevado a cabo después de la desaparición de la misma.

jueves, 17 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (XI)

A partir de los año de 1970 trascendieron en Venezuela y fuera de ella las minas diamantíferas del Río Guaniamo en Guayana, considerados los más grandes encontrados hasta entonces. Desde 1923 hasta 1969 los mineros buscaron el diamante en los aluviones de la cuenca del Caroní y del Cuyuní por el lado sur oriental y finalmente comenzaron la búsqueda por la región suroccidental, en la cuenca del Cuchivero y del Caura. La Oficina del Ministerio de Minas en Bolívar ubicó en 1974 la producción por encima de los 700 mil quilates métricos. El incremento experimentado en 1974 fue atribuido a la aparición a finales de octubre de 1973 de una “bomba-diamantífera” denominada “El Milagro”, situada en la zona del Guaniamo, al este de La Salvación, en el Distrito Cedeño. El Prof. de Geología de la UDO, José Baptista Gomes, quien murió trágicamente en Caracas víctima de un asalto, realizaba entonces estudios sobre el origen del diamante del Guaniamo y comprobó junto con el doctor Darcey Pedro Silvestre, de la Universidad de Indiana que los diamantes del Guaniamo tienen el mismo origen de las gemas africanas. Profesores del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente, como que estaban en la mira de los asaltantes metropolitanos pues, según el docente médico internista, Eduardo jahn, días después, saliendo de un hotel caraqueño fue asaltado y despojado de cuanto de valor cargaba. Eduardo Jahm era aficionado a la arqueología siguiendo la línea hereditaria de sus ascendientes. De allí que obtuviese en su primera edición el Premio Regional de Etnografía- 1996, otorgado por el Gobierno del Estado Bplívar a través de su Dirección de Cultura. Como jurado, junto con Karina Morella M y la promotora cultural María de Cardozo, tuve que ver con la adjudicación de este Premio creado para distinguir a profesionales que laboran con dedicación en las disciplinas científicas de la antropología. El doctor Eduardo Jahn, médico endocrinólogo y especialista en enfermedades tropicales, alternó en su tiempo de vida, el ejercicio profesional y la docencia con la arqueología en distintos puntos de ía geografía del Orinoco, lo cual la permitió escribir y editar varios trabajos científicos, entre ellos, las lámparas en la cultura cerámica;. el hacha y las puntas de proyectil en la cultura lítica y el más importante, todo un libro bien ilustrado, aún inédito, "La .evolución del hombre en Guayaría" . Porque a través de mi vida de periodista conocía el trabajo del doctor Jahn, incliné mi voto a su favor y no tan sólo por ello, sino porqué en calidad de corresponsal de El Nacional, me tocó acompañarlo en dos impresionantes excursiones: una a las minas del Guaniamo para rescatar los fósiles de un Gliptodonte y de un Megaterio y luego al Caroní a objeto de observar y copiar dos petroglifos poco antes de quedar sepultados por las aguas represadas de la Central Hidroeléctrica de Guri. Fue una experiencia realmente inolvidable, navegar raudales y conocer los barrancos de los buscadores de piedras preciosas. En una zona del Caroní, a 25 minutos por lancha desde San Pedro de las Bocas y luego de trasponer raudales, orientados por el experto minero Carlos Amaya y brasilero Eugenio Tomas, el doctor Jahn y el periodista llegaron a lugares interesantes desde el punto de vista arqueológico y habitados por personas muy antiguas en regiones despobladas y de muy difícil acceso. El esqueleto casi completo del Megaterio y algunos fósiles del Gliptodonte fueron hallados en La Quebrada de Las Pavas, a doce metros de profundidad, por un grupo de mineros. Descendiente del Gliptodonte, al parecer, es el Cachicamo que tanto celebramos en vianda o en broma metafórica. El cachicamo es miembro de una familia de la América Meridional que como los gitanos nunca tienen un sitio fijo donde morar. Vaga por todos los monte y al igual que los pájaros se alimenta de insectos que succiona a través de un hocico aguzado y que viene siendo prácticamente su cabeza. Como buen caballero andante, nunca abandona la coraza articulada que lo protege de sus enemigos, especialmente del campesino que ha aprendido a aderezar con su carne unos platos muy sabrosos. El hombre del campo lo persigue con su perro adiestrado porque ya el cachicamo es para él parte de su dieta habitual. Pero el cachicamo que siempre se ve asediado por sus voraces enemigos, ha aguzado su instinto de estratega tanto como su hocico, de tal suerte que cuando presiente el peligro vuelve rápidamente a su más reciente madriguera y si está muy próxima la asechanza cava al instante una cueva con las garras de sus patas cortas o simplemente se convierte en una bola acorazada con la que resguarda sus partes vulnerables. Los campesinos suelen llamar “Cachicamo” a una persona para ellos muy reservada y reconcentrada en sí misma y esto es porque el cachicamo, a su manera de ver, se protege demasiado, permanece resguardado bajo su natural armadura de bandas córneas heredadas posiblemente de un tatarabuelo raro y singular que bien podría ser el Gliptodonte, armadillo de metro y medio de alto que vivió durante la llamada época del cuaternario americano, hace más de veinte mil años

domingo, 13 de noviembre de 2022

LA BODEGA DE TÍA VICTORIA (XII)

En Guayana, concretamente en los barrancos de los placeres diamantíferos del río Guaniamo, al sur de Caicara del Orinoco, los mineros han encontrado fósiles del Gliptodonte. Simón Freddy Martínez, un joven y hábil comprador de diamantes, vendió en 30 mil bolívares las piezas principales de un Gliptodonte fosilizado hallado en un sitio que los mineros comenzaron a identificar después del hallazgo como la “Explanada del Esqueleto”. Esos fósiles fueron sacados del país y ello llevó al Gobernador Manuel Garrido Mendoza a dictar un decreto prohibiendo la salida hacia el exterior de fósiles y obras de arte sin autorización previa del organismo competente del Ejecutivo. Y es que al igual que con esos fósiles, ha salido del Estado Bolívar esculturas, cerámicas primitivas, otros objetos de valor artístico como históricos, sin incluir los que intencionalmente han sido sustraídos por manos criminales del Museo de Arte en la Casa del Correo del Orinoco. El 4 de diciembre de 1973, esqueleto fosilizado de un Megaterio fue hallado durante la excavación de un barranco minero en las minas diamantíferas del Guaniamo, exactamente a doce metros bajo tierra en la quebrada Las Pavas, que afluye en el Río Guaniamo, tributario del Cuchivero, al occidente del Estado Bolívar. El hallazgo en terreno sedimentario se le atribuye a los mineros Tomás Tirado y Agustín Aguilar, quienes una vez localizados los restos dieron aviso al médico internista y arqueólogo Eduardo Jahn y al ingeniero Mario Palazzi, directivos del proyectado Museo de Ciencias decretado por el Gobernador Manuel Garrido Mendoza y a quienes acompañamos en una avioneta hasta las minas. Fue imposible recuperar intacto el esqueleto debido a la técnica empleada por los mineros para las excavaciones. Lo recuperado fueron ocho vértebras, un maxilar inferior completo, dos fragmentos dentarios del maxilar superior, un fragmento del cráneo, una escapulo, una cabeza del radio, 22 fragmentos de miembros, 6 huesos propios de pies y. 5 costillas parciales. En total 52 huesos. Lo demás se desintegró bajo la presión del chorro de agua que utilizan los mineros para remover la tierra. Según el doctor Eduardo Jahn Montauban, nieto del naturalista Alfredo Jahn, cuyo nombre lleva una cueva en Capaya de Barlovento, a tales restos fosilizados se le puede atribuir, dentro del período cuaternario del pleistoceno, una edad probable de 20 mil años. Este animal de seis metros de largo y dos de alto es seguramente de la especie Eremotherium, género Megatherium, de los más frecuentes en el Pleistoceno venezolano. Con este hasta ese momento se habían encontrado diez ejemplares en Venezuela desde 1866. Los hallazgos que se conocen corresponden a los estados portuguesa, Guárico, Lara, Falcón, Trujillo, Aragua, Carabobo y este del Estado Bolívar. Los Megaterios fueron vertebrados gigantes del sur de América que convivieron en parte con los primitivos hombres de este continente y en parte murieron por causa de los mismos. Se alimentaban de vegetales causando grandes estragos en las plantas. Su pelvis y gran cola le permitían sentarse y tomaban las plantas con sus uñas. Tenían pelo en todo el cuerpo debido a la temperatura ambiental que era más baja que la de ahora El Megaterio está considerado como uno de los mamíferos más grandes que existieron. Los restos más antiguos hallados en América, datan del año 1785. Lo halló un fraile llamado Manuel de Torres, a orillas del Río Luján. Como le pareció distinto a todos cuantos se conocían hasta entonces, dio aviso al Rey Carlos III, quien los requirió para el Museo de Historia Natural de Madrid. El envío en 1789 de los restos fosilizados de este animal, ha sido considerado el punto inicial de los estudios paleontológicos en el Río de la Plata. El Perezoso, mamífero arborícola y desdentado, convertido en símbolo de la flojera, y que después de trepar un árbol se deja caer graciosamente como una pelota, ha sido emparentado con el Megaterio por algunos científicos y dicho de él que es su descendiente, aunque tienen cuerpos diferentes. Asimismo. Investigadores han hallado un parecido de los perezosos con los primates pero es solo aparente, ya que no guardan ninguna relación cercana con estos, tal vez emparentados con los osos hormigueros y, más lejanamente, con los armadillos. Es el cuarto símbolo nacional de la fauna de Costa Rica y es literalmente el nuevo símbolo de aquel país que, al parecer, no tiene complejo en ese sentido aunque últimamente especialista han comprobado que están lejos de ser criaturas simples sino que duermen todo el día. La doctora Rebeca Cliffe, (fundadora y directora ejecutiva de SloCo) ha dado a conocer extraños y maravillosos relatos sobre los perezosos o “Pereza” como también es conocido. Afirma ella que sin estos animales no habría aguacates pues hubo en el pasado remoto perezosos ya extintos que tenían sistemas digestivos lo suficientemente grandes como para procesar las enormes semillas de aguacate enteras. Se alimentaron con la fruta y luego dispersaron las semillas por todas partes. Los perezosos son tres veces más fuerte que el hombre. Desde que nacen, pueden levantar todo su peso corporal hacia arriba con un solo brazo. Tienen una disposición muscular altamente especializada que puede producir suficiente fuerza para resistir la potencia de un jaguar que intenta arrancarlos del árbol. Pierde un tercio de su peso corporal cada vez que defecan, Los perezosos se tornan ciegos a la luz del día. Son más rápidos en el agua que en tierra. Tardan 30 días en digerir una hoja. Pueden morir de hambre con el estómago lleno. Pueden caer desde 30 metros sin lastimarse. Podrían curar algunos tipos de cáncer. Nadie sabe cuánto tiempo viven debido a que los perezosos son tan difíciles de estudiar en la naturaleza, nadie ha seguido a un individuo desde su nacimiento hasta su muerte y es virtualmente imposible determinar con precisión la edad de un perezoso adulto. Todo cuanto se sabe es el tiempo de vida en cautiverio, pero a los perezosos no les va bien fuera de su entorno natural. La perezosa más vieja conocida acaba de cumplir 50 años y vive en un zoológico en Alemania

viernes, 11 de noviembre de 2022

LA BODEGA DE TÍA VICTORIA (XIII)

Los animales salvajes pueden vivir hasta cincuenta años, pero, seguramente, no más que el ser humano, pues varios investigadores de Singapur, Rusia y Estados Unidos, mediante un moderno procedimiento de cálculo, han llegado a la conclusión de que el límite de lo que puede durar la vida humana es de unos 150 años. Coincide con la edad que se le atribuye a Thomas Parr con cuyo nombre se identifica el famoso Whisky “Old Parr” que Petronila Hernández iba todas las mañanas a tomar en la bodega de tía Victoria. Sólo un vasito seco que según ella le daba fuerza para seguir viviendo más, pues contaba unos 100 años. Thomas Parr nació el año 1483. Debido a su avanzada edad, «Old Parr» se convirtió en una celebridad nacional En1635, Thomás Howard, conde de Arundel, visitó a Parr y lo llevó a Lóndres para presentárselo a Carlos Primero. Este preguntó a Parr qué había hecho para ser mayor que cualquier otro hombre, y este respondió que había realizado la penitencia (de no mantener relaciones sexuales) hasta la edad de 100 años. Parr fue tratado como un espectáculo En Londres, pero su estancia en la capital Británica, así como su cambio de régimen alimentario le llevaron a la muerte. El rey dispuso que fuera enterrado en la Abadía de Westminster el 15 de noviembre de 1635. Otro longevo histórico es el llamado “indio Cara Arrugada” , bien sea, John Smith, nacido entre 1822 y 1826, aunque algunas fuentes ubican su nacimiento en 1784- 6 de febrero. En 1920, dos años antes de su muerte, apareció como el protagonista principal de un documental fílmico

LA BODEGA DE TÍA VICTORIA (XIV)

Ha inquietado siempre al ser humano la ancianidad y la muerte hasta el punto de llevar a los alquimistas a investigar sobre un posible elixir de la vida o la inmortalidad. Es decir, prolongar la vida eternamente. Algunos de ellos, como Paracelso, lograron grandes avances en el campo farmacéutico. Se relaciona con la Piedra Filosofal, mística piedra que transformaría los metales en oro y supuestamente crearía el sistema. En la antigua China intentaron encontrar el elixir con diversos resultados que fueron decayendo al tiempo que avanzaba el Budismo con su idea de la inmortalidad. Lo mismo ocurrió en la India pues los grupos Vedas también creían en un vínculo entre la vida eterna y el ORO..Sin embargo, la idea del elixir de la vida ya no tenía tanta repercusión, porque el Hinduismo, la primera religión en la India, tiene otras ideas de la inmortalidad. La alquimia, nacida en el antiguo Egipto, empezó a florecer en Alejandría, en el periodo helenístico. En la misma época, se desarrolló una escuela de alquimia en China. Ya en los escritos de algunos filósofos griegos se anticipan las primeras teorías químicas. La base de la alquimia parte de la doctrina aristotélica que postula que "todas las cosas tienden a alcanzar la perfección". Al considerar a los demás metales imperfectos con respecto al oro, se suponía que la naturaleza los convertiría finalmente en oro. Ya por el siglo IV, un alquimista habilidoso, utilizando rituales de magia y la astrología, podría reproducir en su taller ese proceso natural. Podemos dividir la historia de la alquimia en tres períodos: el primero, de 1200 a 1300 de nuestra era, la alquimia era una capacidad manual que demostraba su utilidad a través de la coloración de metales, haciendo creer que se trataba de transmutaciones. Existe un antiguo grimorio atribuido a Alberto Magno que trata exhaustivamente ese tema. El segundo periodo, de 1300 a 1600 de nuestra era, se caracterizó por el auge de la alquimia entre personas cultas que se interesaron por sus enormes perspectivas. Así Valentinus en Alemania y Norton en Inglaterra se destacaron en la tarea, tanto teórica como prácticamente. El trabajo se basaba y centraba en la fabricación de "La Piedra Filosofal" o "Lapis Philosophorum", con cuya ayuda se esperaba poder fabricar el maravilloso y singular oro, materia tan deseada por los Príncipes. Otro de los motores que movía a los investigadores hacia la alquimia era la búsqueda de una medicina universal que curara todas las enfermedades y fuese fuente de "Vida Eterna". El representante más importante de ese grupo de hombres excelsos y elegidos fue Paracelso. La alquimia se transmitió a Europa a través de España, gracias al extraordinario florecimiento que las ciencias y las artes experimentaron en Al-Andalus durante el Medievo. Los primeros trabajos existentes de la alquimia europea son los del monje inglés Roger Bacon y el filósofo alemán Alberto Magno, ambos creían en la posibilidad de transmutar metales inferiores en oro.

BODEGA DE TÍA VICTORIA (XV)

Oro, oro, el metal más puro de la naturaleza, pero bendito y maldito por el ser humano en momentos circunstanciales, proviene del espacio, posiblemente de meteoritos que impactaron con la tierra después de su formación hace miles de años. La Biblia habla de ese metal precioso de color amarillo intenso e dio pábulo a la mitológica leyenda de El Dorado. ¡Cuánto se ha dicho y escrito sobre El Dorado y su secuela. Desde los tiempos bíblicos se busca a El Dorado, sólo que entonces tenía el nombre de Ofir. Era Ofir una ciudad dorada que jamás apareció en ninguno de los mapas de la antigüedad, pero que buscaron incesantemente a costa de muchos sufrimientos y derramamientos de sangre, aventureros obsesionados por pasaje de la Biblia sobre la existencia de la ciudad dorada de Ofirr, donde el rey Salomón obtuvo el oro que necesitaba el Maestro de obras, Hiram, para la construcción de un Templo inaugurado 988 años antes de Cristo, un templo que todavía se disputan en lucha sangrienta y milenaria palestinos e israelitas. El Ofirr bíblico de ayer ha sido El Dorado moderno que el sociólogo Paúl Tabori calificó como una de las más grandes estupideces del planeta; sin embargo, en Guayana, donde la añagaza de El Dorado terminó de convencer a la gente que no era otro sino ese oro natural de la tierra, la situación ha cambiado. Ahora la gente sabe a ciencia cierta dónde está El Dorado, pero sabe que para llegarle con barra, pala, palín y batea, hay que destruir la naturaleza boscosa desafiando la zoonosis y dejando el alma y el pellejo sepultados entre cavernas. El Dorado histórico parece que estaba en Guatavita o en una ciudad Manoa y que el único de la conquista que por accidente llegó hasta allá fue un marino llamado Juan Martínez. Juan Martínez, un nombre tan común en la nombradía castellana fue el único por excepción de la conquista hispánica que conoció a la fabulosa Manoa, capital de El Dorado. Martínez participó en la expedición al mando del comendador Diego de Ordaz que por primera vez exploró el Río Orinoco y por un golpe de suerte tuvo la fortuna de conocer a la fabulosa ciudad dorada de Manoa, donde todo cuanto existía parecía haber sido tocado por la mano de Midas. El relato salido de una confesión que a la hora de su muerte le hizo Juan Martínez al cura de su vecindad, llegó a poder del Capitán Antonio de Berrío, fundador de Ciudad Guayana, y dicho relato fue confiscado por el caballero Sir Walter Ralight cuando hizo preso a Berrío y le sirvió de base para incursionar en la Guayana adentro como lo hizo. El episodio lo relata así el Padre Constantino Bayle en su libro “El Fantasma de El Dorado”: "Había sido Mar¬tínez maestro de munición en la jornada de Ordaz; por un descuido suyo se quemó un día la pólvora, e irritado Ordaz le condenó a muerte, que conmutó en sentencia; le metieron en una canoa solo, y sin víveres le echaron río abajo. De no morir de hambre la suerte que le aguardaba era el topar con una de las flotillas de Caribe que solían recorrer el Orinoco a caza de hombres para surtir su despensa y abastecer sus ban¬quetes. Pero lo ordenó mejor la fortuna, porque cuando ya se estaba muriendo de necesidad, cayó en manos de mercaderes guayanos o Dorados que como compasivos no sólo le dieron de comer sino que le llevaron a su pueblo que era Manoa (la capital del mismo el Dorado). De esta manera el castigo por un golpe de suerte se convirtió en su fortuna. Sin pensarlo, alcanzó a ver la tierra que todos buscaban sin poder encontrar, y a todos se les escapaba de las manos. Pero como los Dorados no querían exponer su ciudad a los viajeros, para que no supieran el camino, le vendaron los ojos y le quitaron la venda al entrar en la ciudad, para que se deslumbrase con la suntuosidad de los edificios, el lujo de los palacios y la infinita multitud de los habi¬tantes; una noche y un día tardó en atravesar la pobla-ción hasta llegar al alcázar donde el príncipe le acogió amoroso y le hospedó. Y entre fiestas, banque¬tes y ociosidad verdaderamente dorada, pasó siete meses, al cabo de los cuales el emperador le otorgó benigna¬mente licencia para que volviese a los suyos; pero le mandó bien rico, pues le dio varias cargas de oro. Pero a la vuelta le asaltaron los indios Orenoqueponis y a duras penas salvó la vida y unas calabazas llenas de pol¬vos de oro, y con ellas pasó a la Trinidad y de aquí a la Margarita y a Santo Domingo camino de España, donde esperaba dar a conocer tan gran descubrimiento, pero aquí lo alcanzó la muerte y dio a su confesor una relación de todo lo que había visto en su monumental viaje".

RELATO DE LA ISLA (XVI)

Sir Walter Raleight, quien también buscaba a la dorada Manoa, nunca dio con ella sino con los Ewaipanomas, custodios de las riquezas de Guayan. Después de Walter Raleight, nadie más ha dado cuenta de los fenomenales Ewaipanomas desplazándose por parajes umbríos del sur de la Guayana, con sus potentes arcos y haz de flechas a la espalda. Nadie más los ha visto caminar de un lado a otro de la intrincada selva del Caura, donde los ubicó con pelos y señales el mimado caballero de las Reina Virgen de Inglaterra. Nadie más los ha visto ni siquiera en los transes de invocación espiritista intentados por el ya desaparecido Antonio Graterol, alarife invidente desde que se desplomó de un andamio, aficionado desde entonces a invocar el alma de los difuntos patriotas y abuelos aborígenes para interrogarlos sobre arcanos como esos de los Ewaipanomas. Los Ewaipanomas fueron descritos y dibujados por Walter Raleight como seres descabezados, con el sólo tronco y extremidades. La caja torácica con los componentes vitales de la cabeza: ojos, nariz, boca, oídos, y una especie de cúpula donde posiblemente se localizaba el cerebro. La cabellera larga desprendida de los hombros y la complexión de estos increíbles seres, eran tan atlética como la de cualquier expedicionario de la época del siglo diecisiete. Que sepamos, ningún otro aventurero del oro y de tierras promisorias, distinto al señor Raleight, vio a los Ewaipanomas. Por consiguiente, se tiene a él como único que escribió sobre esta etnia aborigen en su libro dedicado al “Vasto, hermoso y rico imperio de Guayana”. Pero, ¿A qué se dedicaban los fantásticos pobladores de las cuencas del Caura, del Aro y del Erebato, moradores de las simas de Jaua y Sarisariñama? Según la leyenda, se dedicaban preferentemente a custodiar las inmensas riquezas de la región, traducida en oro y otros minerales que todavía se buscan con avidez desbordada. Reforzando la humana barrera de los Ewaipanomas estaban unas bellas y esculturales mujeres semidesnudas cabalgando siempre sobre caballos de vistosa alzada. Amazonas sin maridos que vivían en permanente celibato para sublimar su cultura de intocables e inexorables guardianas de los arcanos tesoros de la selva. Los Ewaipanomas y Amazonas conocían de los secretos del oro, de las piedras preciosas y de las aguas de los ríos. Aguas de la eterna juventud. Aguas que ingeridas en determinadas horas podían dar la muerte como la eterna vida, sin tener como Dorian Gray que venderle el alma al Diablo. Pero el caballero inglés no tenía como prioridad de su expedición la fuente de la eterna juventud sino El Dorado. Encontrando al Dorado, todo después sería más expedito. El no estaba enfermo ni impaciente como Juan Ponce de León por hallar el manantial de agua cristalina con poderes mágicos que se suponía estaba situado “más allá de donde se pone el sol”. Circulaba como moneda corriente a principios del siglo dieciséis que cualquier persona herida o enferma que se sumergiera en sus aguas no sólo se reponía, sino que podía recuperar el vigor de la juventud. Cuando Ponce de León, enfermo y ya de avanzada edad, sintió que le flaqueaban sus fuerzas, pidió al rey de España, Carlos I, permiso para explorar y descubrir la Fuente de la Eterna Juventud. Sin embargo, el día de Pascua Florida de 1513, se encontró con un territorio al que le dio el nombre de Florida y en el que no encontró la apreciada fuente. Siguió persiguiéndola sin resultados y, herido y maltrecho, sus hombres le llevaron a Cuba, donde murió anhelando la fuente de la juventud. Otros muchos exploradores siguieron buscándola por Guayana y las Antillas. Son muchos quienes creen que los misteriosos Ewaipanomas deben andar por allí, por algún lugar muy inescrutable de la selva, eludiendo la incesante penetración de los buscadores de riquezas, de los doradistas de ayer como Gonzalo Jiménez de Quesada, Antonio de Berrío, el mismo Sir Walter Raleight y de los de hoy armados de batea y suruca y hasta de los vecinos Garimpeiros, muy provistos no de mosquetes, lanzas y armaduras como los antiguos buscadores de El Dorado, sino con helicópteros, poderosas sierras eléctricas para deforestar y máquinas hidráulicas, para horadar el suelo hasta donde se ocultan las vetas confundidas con las poderosas raíces de árboles gigantes y robustos. Otros, contrariamente, imaginan que aquellos seres misteriosos, que parecían venidos de otros planetas se auto eliminaron ingiriendo las aguas de la vida y de la muerte, porque ocultarse como topos debajo de la tierra aguardando que pase el peligro de los doradistas, no tiene justificación toda vez que el peligro cesaría cuando se hayan agotado las riquezas. Ocultarse para salir cuando se hayan agotado las riquezas no tendría explicación lógica porque nada podrían hacer toda vez que encontrarían los bosques depredados, los suelos erosionados y las aguas contaminadas, a menos que se estén preparando para una última batalla, confiados que desde muchas partes vendrían a reforzarlos como aliados los grupos ecologistas y conservacionistas del mundo, los mismos que hoy elevan su voz de protesta y de angustia contra la explotación de los bosques y riquezas minerales de la Sierra Imataca. Alejandro Laime, también era ecologista, pero hasta su muerte ocurrida en algún lugar del Auyantepuy, estuvo obsesionado por el metal doraado. El explorador de origen letón, Alejandro Laime tenía 59 años cuando partió por enésima vez a explorar la gran meseta del Auyantepuy, de donde se desprende la caída de agua más elevada del planeta. Pretendía en la ocasión explorar zonas distintas a las ya exploradas por él, siempre en busca de un río con lecho dorado que Jimmy Ángel dijo haber visto en uno de sus arriesgados vuelos en 1937. Laime vivía convencido y obsesionado de la existencia de ese río dorado y respondía cuando era interrogado: “Yo creo que hay algo. Hay formaciones que me llevan a creer que existe oro en el Auyantepuy, pero la Meseta es inmensa, 440 kilómetros cuadrados, y difícil de explorar. Hay desniveles, piedras de todos los tamaños como estatuas o monumentos megalíticos., precipicios, numerosos ríos, ciénegas que hacen casi imposible cualquier exploración.”. Contaba Laime que en la Meseta existen formaciones rocosas donde la voz se repite en eco hasta siete veces durante diez segundos. Él cada vez que subía, jugaba con el eco como un niño. Le encantaba que la montaña repitiera su nombre y estaba preparado para morir en ella. A la exploración de esa meseta misteriosa y alucinante, donde las precipitaciones son intensas y frecuentes las tormentas, dedicó la mayor edad de su vida Alejandro Laime y había sacrificado hasta entonces quince años de su profesión de ingeniero civil. Quince años sin ejercer la profesión por estar metido en la selva buscando el Dorado que nunca pudo encontrar Sir Walter Raleigh ni siquiera al precio de su cabeza y de la sangre de su hijo. En noviembre de 1970 cuando conversé con Laime me dijo que no sabía cuánto tiempo estaría esa vez sobre el Auyantepuy. Llevaba buena carga de bastimento en avión con destino a la Misión Indígena de Kamarata y desde allí, caminando con sus suelas de mil leguas, a la meseta y ¿a la muerte? No supimos más de su existencia. Se lo tragó la selva cegado por el brillo del amarillo intenso.

LA BODEGA DE TÍA VICTORIA (XVII)

El amarillo, un color que obsesiona a mucha gente como al poeta José Sánchez Negrón: “…ojos amarillos donde habitan la hiel y los fantasmas de unas venas rotas… Río mecidos sobre los hombros de la noche y una luz amarillenta que atraviesa la llanura eterna de leprosos bíblicos…siempre hay una luz amarillenta flotando en las lámparas del aire cuando pasan estas cosas…” Tía Victoria tenía un vestido amarillo especialmente para recibir el Año Nuevo por tener la creencia que le traería riqueza y prosperidad. El color del partido liberal era amarillo y también la tarjeta electoral del partido político de Jóvito Villalba, acompañado de la divisa “Amarillo es lo que luce, el verde nace donde quiera”. En la cultura occidental, este color se encuentra asociado con felicidad, alegría, optimismo. En Alemania representa la envidia, pero los egipcios dicen que es el color de la sabiduría y la energía. Comentan los artistas plásticos que Vasily Kandinsky, ruso anticomunista, docente de la Bauhaus alemana donde Joseef Albers descubrió la interacción de los colores, disponía en sus anaqueles unos ochenta amarillos. La Bauhaus era una escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte, fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania) y Vasily Kandinsky, considerado entre los iniciadores del arte abstracto y expresionista. En la Universidad de Moscú estudió derecho y economía. En 1896 se estableció en Munich, Alemania, y estudió pintura en la Academia de Bellas Artes. Regresó a Moscú en 1914, después del estallido de la Primera Guerra Mundial. Tras la Revolución rusa se convirtió en un gran conocedor de la administración cultural y ayudó a fundar el Museo de Cultura de la Pintura Sin embargo, para entonces su «perspectiva espiritual... era ajena al materialismo de la sociedad soviética» y las oportunidades le atrajeron de nuevo a Alemania, a donde retornó en 1920. Allí enseñó en la Escuela de la Bauhaus de arte y arquitectura desde 1922 hasta que la cerraron los nazis en 1933. Entonces se trasladó a Francia, donde residió el resto de su vida y donde adquirió la ciudadanía francesa en 1939. En este país creó algunas de sus mejores obras, una de las cuales se conserva en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto de Ciudad Bolívar. Soto, bolivarense, pionero de arte óptico. Seguramente conoció a Kandinsky, pues éste falleció en esa capital francesa en 1944. Soto, pensando en un Museo para su ciudad natal, canjeaba sus obras con los pintores modernos de ese tiempo y sus paisanos lo complacieron. El 27 de octubre de 1969 el Gobernador Eduardo Oxford-Arias lo decretó y fue realizado durante la gestión del Gobernador Manuel Garrido Mendoza e inaugurado por el Presidente de la República Rafael Caldera, el 25 de agosto de 1973 Víctor Vasarely, pionero del cinetismo que luego abandonó, con un conjunto de obras canjeadas logró un Museo para su patria Hungría. Soto, creyendo que podía hacer lo mismo, se aventuró en una empresa similar y así Ciudad Bolívar tuvo también de pronto su Museo. Soto contaba con una buena e interesante pinacoteca integrada por obras propias y de otros artistas constructivistas, incluyendo vanguardistas de esa corriente, de manera que en 1959, cuando obtuvo el Premio Nacional de Pintura, planteó la idea a Miguel Arroyo, director del Museo de Bellas Artes y a Clara Diamend de Sojo, directora de una galería caraqueña de arte moderno. Ambos vinieron a Ciudad Bolívar comisionados por Soto en la ocasión de fundarse la Casa de la Cultura por iniciativa de Mínima Rodríguez Lezama, David Alizo, Mercedes Quiroga, Américo Fernández, Germán González Seguías, Elías Inati. La reunión se realizó en la Biblioteca Rómulo Gallegos y los visitantes hablaron sobre el Museo Moderno como agente catalizador, aglutinador, efervescente y modificador de los gustos de una sociedad. Esbozaron finalmente el proyecto de Soto y animaron a la Casa de la Cultura para que se erigiera en abanderada de esta idea. La colección de obras artística estaba lista y dispuesta en París. Sólo había que gestionar el espacio físico. Localizar, adquirir el terreno, diseñar, proyectar y construir la obra tardó tres años y ocho meses. La arquitectura del Museo de por sí ya es una obra de arte en la cual se esmeró Carlos Raúl Villanueva (1906-1976), arquitecto de los Museos Bellas Artes de Caracas y de Ciencias Naturales como de la Ciudad Universitaria que es el ensayo más completo que se ha hecho de integración artística en Venezuela. En su honor la Casa de la Cultura se adicionó su nombre. La obra, aunque fue decretada por Oxford Arias, su construcción fue posible durante la gestión gubernamental del arquitecto Manuel Garrido Mendoza y tocó en suerte al Presidente de la República. Dr. Rafael Caldera, inaugurarla el 25 de agosto de 1973. Costó un millón 300 mil bolívares y fue abierto con importantes obras de arte ofrecidas por Soto en calidad de comodato y cuyo valor entonces se estimaba en 10 millones de bolívares. El Maestro Antonio Estévez se integró al Museo con su obra Microvibrafonía Múltiple. Pero ya la música de Estévez no está. Brilla por su ausencia. Los únicos sonidos que invaden ahora las salas del Museo provienen de los Penetrables Sonoros que han vuelto después de largos años de ausencia junto con los Penetrables Silentes. El discurso del acto inaugural del Museo en 1973, al que asistieron notables personalidades del mundo artístico e intelectual, nacional e internacional, estuvo a cargo de Alfredo Boulton, quien presentó al Museo como “un desafío a lo sedentario y arcaico... un grito en la plaza pública para gente joven de espíritu que quiere lanzarse a su propia y suprema aventura creadora”. Caldera, quien en esa ocasión recibió el Collar de Angostura igual que Soto la Orden de Andrés Bello, encontró en la obra de Soto como en la de los otros expositores “una capacidad ilimitada de creación en pleno desarrollo”, mientras Cruz Diez comparó la existencia del Museo con un detonante en un país donde la noción del mundo se define por las consignas de partido. El Museo, administrado por una Fundación del gobierno regional que preside Soto, se inició bajo la dirección de Armando Gil Linares, quien meses antes se había ganado el primer premio del Salón Alejandro Otero de la Casa de la Cultura. La primera directiva de la Fundación estuvo integrada, además de Jesús Soto en calidad de Presidente, por Alfredo Boulton como Vicepresidente; Carlos Raúl Villanueva, Guillermo Meneses, Miguel Arroyo, Hans Neumann, Miquel Otero Silva, Simón Alberto Consalvi, Luis Pastori, Silvia Boulton de Ellis, María Teresa Castillo, Margot de Villanueva, Sofía Imberg, Narciso Debourg, Lourdes Blanco de Arroyo y Ángel Ramos Giugni. El Museo cuenta en la actualidad con más de 500 obras de artistas nacionales e internacionales del siglo XX. En esa colección se encuentran representados artistas de la Vanguardia histórica rusa, del Neoplasticismo, la Abstracción Geométrica, del Arte concreto, monocrómico, cinético, óptico, programado, sistemático y experimental. Se encuentran en el Museo obras de artistas de renombre internacional como Kasimir Malevich, Robert Jacobsen, Alberto Magbelli, Kenneth Snelson, Georges Rickey, Natalia Gontcharova, Pavel Mansouroff, André Heurtaux, Jesús Soto, Man Ray, Josef Albers, Jean Tinguely, Fortunato Depero, Jean Gorin, Lucio Fontana, Lajos Kassak, Víctor Vasarely, Michel Seuphor, Henryk Stazewski, Mauro Reggiani, Auguste Herbin, Sonia Delaunay, Marcel Louis Baugnet, Serge Poliakoff, Wassil Kandinsky, Johannes Itten, Jean Arp, Theo Van Doesburg, Hans Richter, Ilya Chashnik, Liubov Popova y Henryk Berlewi. Soto dijo en una ocasión que “este no es un Museo”. Quería decir que el Museo de Artes Moderno no es un museo estático, sino un centro de investigación y de acopio histórico de lo más jalonado del arte moderno. Un centro que nos enseña algo nuevo aunque muchas obras daten de un tiempo fuera de nuestro alcance existencial. Pero ellas como las recientes, también son nuevas y modernas porque sorprendentemente son desconocidas o en su verdadero tiempo no se les dio su valor y se redescubren hoy y vemos que están concatenadas con lo que se hace en el presente y lo que vendrá mañana Hace tiempo dije en un trabajo sobre el abstraccionismo que pasar por el Museo Soto no es pasar en vano, pues algo nos queda. Un museo, lógicamente como el que nos ocupa, interviene sin que se den cuenta, en la formación del gusto de la gente, en la forma de comportarse, en fin, en su educación. A medida que lo frecuentan lo va sensibilizando hasta para las cosas que son de la vida diaria como sería diseñar o escoger un vestido, comprar unos muebles, decorar la casa o el propio territorio de la intimidad. Una de las cosas buenas del museo de Arte Moderno, es que nos enfrenta con un arte de situaciones que perturba y reta hasta despertar conflictos y discusiones en busca de verdades. Las obras, en principio, no tratan de explicar nada, sino más bien de plantear situaciones de percepción o situaciones que puedan desatar en la gente una nueva mitología, una nueva visión de la naturaleza que revela cosas a veces existentes que no han sido vistas o decididas por nadie. En el curso de sus dos primeros decenios pasaron por este museo de arte moderno, cuatro directores: Armando Gil Linares, quien estuvo por espacio de diez años; el italiano Getulio Alviani quien organizó el museo de manera coherente y le dio proyección internacional; la licenciada en filosofía de la estética, Gloria Carnevali, realizadora de una labor profunda, dinámica, de calidad y el arquitecto Freddy Carreño, quien ingresó tras un conflicto entre Soto, Boulton, Alviani y Gloria Carnevali.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

RELATOS DE LA ISLA (XVIII)

Diecisiete años después fue inaugurado en Caracas el Museo Alejandro Otero, pintor y escultor nacido en el Estado Bolívar igual que Jesús Soto. Alejandro Otero Rodríguez nació en el Manteco el 7 de marzo de 1921 y falleció en Caracas el 13 de agosto de 1990.Es junto a Jesús Soto y Carlos Cruz Diez uno de los artistas cinéticos más importantes de Venezuela. El Museo Alejandro Otero es un centro cultural que incluye además del museo de arte contemporáneo, una plaza, jardines y un anfiteatro y se localiza en el Complejo Cultural La Rinconada. Fue inaugurado el 14 de agosto de 1990, y está dedicado a la memoria de Alejandro Otero, destacado artista y escultor. En el lugar se ofrecen diferentes exposiciones y conferencias y se explica mediante visitas guiadas la evolución que ha tenido el arte contemporáneo venezolano. El día que me enteré de la muerte de este pintor venezolano publiqué en la prensa local esta entrevista que le había hecho en una de las tantas visitas a la ciudad capital: “Alejandro Otero tenía pendiente una cita con la muerte (todos la tenemos de alguna manera) y desde el lecho de enfermo rechazaba una prolongación artificiosa de su vida "capaz de llevarme a una impuntualidad innecesaria". Sólo quería ser puntual y lo fue el lunes 13 de agosto cuando como Proust dijo: "Punto Final" y se quedó sin aliento. Habría querido venir antes a la amada tierra de su adolescencia para contemplar desde el otro lado del Rio la Tea Crepuscular que nunca pudo ser sino en el papel o en la pantalla de su computadora. Quería con su Tea de 50 metros alzada como Faro sobre Los Francos, alumbrar la esperanza del pescador orinoqueño además de calzar en el anular de cada paisano citadino su Anillo vibrante en movimiento circular. Pero no pudo, se quedó sin aliento Por supuesto que había venido antes muchas veces persiguiendo la Torre Solar y un día de tanto venir apresurado se puso a recorrer conmigo los hitos que en la ciudad marcaron su adolescencia, desde el pie del Cerro La Esperanza donde su madre Luisa enseñaba las letras a los párvulos de Los Morichales hasta el puerto de los antiguos bergantines y barcos de chapale¬tas, pasando por El Porvenir, el Colegeón de José Luis Aristiguieta, el Banco Royal of Canadá y la esquina del Viejo Oropeza, quien le prestaba el burrito plateado que no respondía sino a un sólo paso y a un sólo camino. Caminos y lugares de la adolescencia eran éstos de la Ciudad Bolívar de 1930 porque su infancia pura transcurrió en Upata a donde recién nacido y junto con su hermano mayor lo llevó su Madre procedente de El Manteco, apenas muerto su Padre. Mi padre era uno de esos aventureros. Aventu-reros en el sentido más honesto y hermoso de la pala¬bra. El murió en la selva del Caroní picado por una araña mona. José María (Otero, como se llamaba, era hermano de Carmen Otero, madre de Raúl Leoni y casada con Clemente Leoni. Toda esa familia era de El Manteco y se reubicó en Upata al igual que nosotros. Otra rama de los Otero se instaló en Barcelona de donde son los Otero Silva. Entonces, para ir de Upata a El Manteco había que hacerlo en carromato tirado por bueyes y se tardaban días y noches. Los Leoni Otero se instalaron en Upata en 1919 y los Otero Rodríguez en 1923. Mi familia estuvo desprovista de todo hasta que cinco años después, con la liquidación de la sociedad minera que tenía mi padre Alejandro Otero, reducida a 700 bolívares, una fortuna para la época, pudo mi Madre comprar una casa en las afueras de Upata. Allí ella se sostenía enseñando a los niños del sector y fabricando pantuflas con las fibras que yo y mi hermano extraíamos de una planta silvestre abundante en las inmediaciones. Era una casa modesta, de bahareque, con techo de palma y cuando llovía se hacían unos pocitos en los cuales yo echaba a navegar mis barquitos de papel. Aquellos momentos nunca tuvieron nada de dramáti¬co. Yo vivía feliz a pesar de la pobreza porque estaba rodeado de personas que me amaban y estimulaban esa innata disposición de alegría que yo tenía. Yo diría que mi vida es la historia de dos perso-nas: una a la que le acontecían las cosas y otra que reflexionaba, pensaba y meditaba sobre lo que le acon¬tecía a ella. Mis recuerdos de infancia y aún los más recientes tienen esa particularidad. Yo haciendo una cosa libre y espontáneamente y mi otro yo vigilándome y siguiendo cada una de esas cosas. Yo nací como un visual, fundamentalmente en contacto con las cosas a mi alrededor a través de los ojos. Recuerdo la pasión que ponía, la observación de los detalles de la naturaleza, del modo de ser de las personas, del fenómeno de la lluvia, el crecimiento de las plantas, del movimiento de las nubes y, al mismo tiempo, viéndome sufrir y gozar de aquella situación y sacando consecuencias interiores de ese modo de ver 1as cosas a través de los ojos. El momento en que comencé a ser creador? Este mo¬mento inicial y preciso no existe. Diría más bien que uno tiene tendencia a recibir a través de determinados sentidos esas percepciones iniciales, necesarias y útiles que despiertan la conciencia de cada quien. En todo caso, el momento devolverme pintor si es que existe ese momento, debe haberse producido cuando yo tuve suficiente material captado, suficientes vivencias urgi¬das de expresión. En mi caso, siendo yo visual., tenía que hacerlo tan pronto me cayera un lápiz de color en las manos. Mi infancia la considero clave en todo cuanto soy. Ese pueblito de Upata donde transcurrieron mis primeros años lo considero extraordinario, único y determinante en todo cuanto soy. Mi vocación artística despertó un día de vacacio¬nes cuando mi hermano mayor me transfirió una invi¬tación para asistir a una exposición de pintura de los alumnos de una Escuela de Artes Plásticas que funcio¬naba en La Pastora. Entonces estudiaba para maestro rural en el Mácaro de Maracay y pasaba las vacaciones de diciembre en Caracas donde trbajaba mi hermano. Yo creía que la exposición era en el Museo de Bellas Artes, por lo que tuve que retomar el tranvía para llegar hasta La Pastora. Para mí aquello fué maravilloso. La exposición fué muy completa, había pinturas, gua¬ches, dibujos, diseños, esculturas que me llamaron la atención y a las cuales le dediqué mucho tiempo tal vez porque las veía más comprensible. Este fue el primer enfrentamiento que tuve ante la posibilidad de asumir una vocación que cada vez se concretaba más. Jamás olvidé la impresión que me causó aquella exposición de la escuela ni tampoco aquel estado de alegría y felicidad que me produjo haber estado cesa noche allí. En aquella exposición de La Pastora se produjo mi ruptura con un destino equivocado. Quise dedicarme de nuevo a mis estudios, pero ya sentía que no era el mismo, no estudiaba y bajé el rendimiento nota¬blemente. Se estaba desarrollando dentro de mí un estado de crisis porque me daba cuenta que no me interesaba nada de lo que estaba estudiando, me sentía muy mal, muy triste y muy frustrado. Le escribí a mi madre, ella me entendió, renuncié al Mácaro y regresé a Ciudad Bolívar. Trató mi madre de que volviera al Banco Royal Of Canadá donde antes, cuando egresé del sexto grado, había estado de cobrador. El Gerente, por mis buenos antecedentes y consideración a mi familia, me admitió en una posición mejor, pero fue inútil, simplemente me sentaba al escritorio y me negaba a trabajar, los cheques se amontonaban sin darles salida en el libro y el gerente confundido se veía obligado a hacerlo él mismo. Me preguntó qué me pasaba y me eché a llorar. Enterada y preocupada mi madre por lo que me ocurría, hice un esfuerzo por superar lá crisis y volví al banco dispuesto a trabajar. Después de estar quince días rindiendo normalmente en la agencia del Banco Royal, me encontré con algo muy curioso al regresar del trabajo y era que en mi casa estaban reunidos todos mis tíos por parte de madre y padre tomándose unas cervezas muy alegres todos. Mi madre los había llamado por telegrama para enterarlos de todo cuanto me ocurría, de manera que cuando llegué me dijeron". "Hemos resuelto que te vayas a Caracas y estudies pintura que es lo que te gusta". Vamos a arreglar las cosas para que la beca que tenías para estudiar en el Mácaro te la sigan pasando. Esa fue la solución. Mi madre convocó a un consejo de familia y en ese consejo se decidió que yo debía ser pintor y fué así como de nuevo volví a Caracas feliz y contento a estudiar en la Escuela de Artes Plásticas y allí comenzó todo lo que ya se conoce de mi obra. Así como Soto y Otero, internacionalmente en la pintura, destacó el también bolivarense, Antonio Lauro, con la guitarra y en su honor, el Consejo Nacional de la Cultura creó un Concurso Nacional de Guitarra con su nombre en cuyo acto inaugural hablo el historiador Manuel Alfredo Rodríguez: “Antonio Lauro probó cómo a nuestro país se puede servir, sirviendo a los valores del espíritu. Probó cómo puede alimentarse el patrimonio espiritual e intemporal del hombre dándole un mensaje de belleza aunque ello no produzca enriquecimiento ni encumbramiento, dijo Manuel Alfredo Rodríguez, profundamente emocionado, al improvisar un discurso en el acto inaugural de la primera versión del Concurso Nacional de Guitarra “Antonio Lauro”, patrocinado por el Consejo Nacional de la Cultura, en el mes de diciembre de 1986, conjuntamente con la Gobernación del Estado Bolívar, para los estudiantes de las escuelas de música del país, en el Año Internacional de la Paz. La apertura del Concurso, en la Casa del Congreso de Angostura, estuvo a cargo de la ministra de Estado-Presidenta del Conac, Paulina Gamus Gallegos, y del gobernador René Silva Idrogo, quien exaltó la obra de Lauro y la ministra luego de hablar de los objetivos del Concurso dijo que la idea de que se realizara en Ciudad Bolívar fue del propio Maestro, así como también él escogió el jurado y diseñó la organización del evento. Lamentablemente, la muerte sorprendió a este artista guayanés de proyección universal y por eso no pudo estar físicamente presente en este acto, por lo demás muy concurrido y con representantes de todos los sectores institucionales. Estaban María Luisa Lauro y su hija Natalia Lauro, así como los miembros del jurado: Alirio Díaz, quien vino expresamente de Roma; Rodrigo Riera, Rómulo Lazarde, Leopoldo Igarza y Alvaro Alvarez. Manuel Alfredo Rodríguez, en su disertación para exaltar la obra de Lauro, se remontó a la Venezuela de la Colonia, época en que logró un florecimiento musical inigualado con la América española, a tal extremo, que algunos ensayistas han usado el término de “milagro musical” hoy rechazado por los culturólogos. Venezuela –dijo MAR- tuvo un sentido de contemporaneidad de potencia creadora en absoluta concordancia con el mundo de su tiempo. No era desconocido a nuestros músicos del siglo XVIII, a los que empezaron en el Oratorio de San Felipe Nary y en las arboledas de Café de Chacao, lo que hacían, por ejemplo, los más relumbrados y fino artistas de la Escuela Musical de Venecia y de los grandes países europeos. Sin embargo, el huracán de la guerra de independencia arrasó prácticamente con aquella obra. El vals de encargo, la canción de serenata y la música “sancochera” acabó con tanta excelencia hecha por catorce generaciones de creadores venezolanos. De manera que cuando advino el siglo XX, la situación era de colapso. Apenas si quedaba como vestigio, como testimonio de un pasado esplendoroso, las partituras acumuladas en los sótanos de la Escuela Superior de Música de Caracas. En este marasmo, un grupo de músicos se afincó en dos convicciones: en la universalidad del lenguaje musical, en la música como mensajera más fidedigna y exacta del ama de los pueblos y en la necesidad de que Venezuela no sólo rescatara su tesoro, sino que lo enriqueciera, modernizara y actualizara. Ese grupo tuvo un guía excepcional que se llamó Vicente Emilio Sojo, uno de los hombres más importantes que ha tenido nunca este país y cuyo año centenario comienza a celebrarse esta semana. Sojo, fundador de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en 1930 y del Orfeón José Ángel Lamas, fue un gran creador, recopilador y formador de músicos y sus alumnos son el mejor legado al país. De Sojo fueron alumnos Antonio Lauro, Antonio Estéves, Inocente Carreño, Evencio y Gonzalo Castellano. Estos hombres guiados, educados y graduados por él han rescatado para nuestro país el hijo torrentoso de su grandeza musical y la consecuencia es el espléndido presente musical venezolano. Y digo que el mejor legado que le dejó Sojo a Venezuela fueron estos hombres, no sólo por la calidad de su creación sino por la dignidad de su vida ciudadana y la armonía de la calidad de esa creación con la dignidad con que han sabido vivir. MAR habló de Raúl Borges, un hombre de la contemporaneidad de Sojo que tuvo la particularidad de fijarse en un instrumento en el que nadie se fijaba: la guitarra que antes servía para las parrandas y la serenata no obstante su antiquísimo abolengo musical. Y del mismo modo que Francisco Zárraga en España liberó la guitarra de la servidumbre y de las formas más simples de la composición, Borges empezó una obra que iba a terminar con el trabajo de sus discípulos Lauro, Alirio Díaz y Rodrigo Riera. Esta obra de Borges que en España iniciaba Zárraga y completaría luego Andrés Segovia, probó que la guitarra servía más que para la juerga del cante flamenco, para las grandes creaciones artísticas, sin que esto implique menosprecio para ninguna manifestación del arte popular. MAR, quien estuvo efectivamente muy ligado a su coterráneo Antonio Lauro, dijo que éste se dedicó a la guitarra en tiempos en que muy poca gente creía en las posibilidades del instrumento, a componer música para guitarra afincada en la mejor tradición venezolana, y su dedicación al trabajo de composición vino a coincidir en el cuajo artístico de los grandes intérpretes Alirio Díaz y Rodrigo Riera. Lauro que se aferró con gran amor a una de las formas más tópicas de nuestra composición popular la del vals; que ha hecho el prodigio de componer conciertos para guitarra y orquesta haciendo valer la guitarra como instrumento macho de la orquesta, es tal vez uno de los venezolanos y Latinoamericanos más universales de todos los tiempos. La música de Lauro es ya un hecho común en todos los rincones del mundo civilizado y no hay concertista importante que no tenga en su repertorio obras de Lauro. A este hombre venimos a honrar no solamente por el renombre que le ha dado a nuestros país, renombre que sin duda va a crecer con el tiempo, sino también porque ha probado la fe del venezolano en los valores del espíritu en esta época de hecatombe con los valores morales, donde la gente se siente menguada si no puede ir a Miami, o si no tiene quinta nueva o cuatro carros en la puerta de su casa. Lauro, dijo MAR ya para terminar, probó cómo a nuestro país se puede servir, sirviendo a los valores del espíritu, cómo puede alimentarse el patrimonio espiritual e intemporal del hombre dándole un mensaje de belleza aunque ello no produzca enriquecimiento ni encumbramiento”. Cuando cumplió sesenta años el 3 de agosto de 1977, fue declarado Hijo Ilustre de Ciudad Bolívar por la Municipalidad. Lauro, quien nació en la cuadra de la plaza Bolívar de esta ciudad, en 1917, en plena época gomecista, llegó a recibir el homenaje junto con su hija Natacha a la que está dedicado uno de sus valses más difíciles y famosos. Se ausentó de su pueblo a la edad de nueve años, pero la ciudad la conoce y se la sabe de memoria porque nuca dejó de regresar. Recientemente había sido objeto de un homenaje del Colegio de Abogados. Entonces tocó para él Alirio Díaz, uno de los guitarristas que más admira y el que mejor ejecuta las creaciones musicales de Lauro que llegan a unas doscientas. Cuando Antonio Lauro habló con quien esto escribe, aclaró que no era guitarrista sino compositor de música para guitarra, para lo cual, por supuesto, se necesitaba tener un conocimiento profundo del instrumento. El artista nativo la conoce sin duda y afirma que es uno de los instrumentos más expresivos y completos, del más alto nivel, pero no se puede decir que sea mejor que otro porque todos los instrumentos tienen su nivel y su valor. De la antigüedad de la guitarra, madre del popular y criollísimo Cuatro venezolano, nos habló Antonio Lauro. La guitarra viene desde mucho antes que el piano. En el siglo XV y XVI ya se tocaba y se conocía con otro nombre: Laúd. A Venezuela llegó con el nombre de “guitarrito”, en el tiempo de la conquista. La trajeron los españoles de la península, a donde a su vez la introdujeron los árabes. Era de cuatro cuerdas, la quinta se la agregó un sacerdote innovador y luego para que se pareciera a la vihuela le agregaron la sexta cuerda. Pero la guitarra ha resultado un instrumento más avanzado que la vihuela, más afinado, más sonoro y con mayores posibilidades. Para llegar a ser un buen compositor de música de guitarra, confesó Lauro, que hay que tener un conocimiento pleno del instrumento y que en su caso eso le ha valido una producción importante entre la que destacan “Natacha” y “Concierto para orquesta”