lunes, 9 de enero de 2012

La Isla de Coche y la emancipación

La Isla de Coche no sólo fue víctima de los piratas de ultramar enemigos de España, sino que también lo fue de los propios hispanos en tiempo de la Independencia.
Francisco Esteban Gómez, jefe militar patriota, en las observaciones que hace sobre la Historia de Margarita escrita por el doctor Francisco Javier Yánez, dice que a fines de 1811 "la goleta de "Gabazo", goleta "Pellejo" y la "Vengadora", mandada por Samarra, no sólo hostilizaban la Isla y destruían el comercio de Costa Firme, sino que quemaron todas las casas y
chinchorros que había en Coche y derribaron los cocales que habían aquella isla.
La verdad es que resulta inexplicable tanta ferocidad contra una Isla que no constituía ningún peligro u obstáculo en la guerra desatada por España contra los patriotas, a menos que lo justifique la buena disposición que siempre tuvieron los cochenses para abastecer de pescado a quienes sostenían la Provincia de Margarita a favor de la Independencia o la colaboración que los habitantes prestaron a los margariteños para extraer cañones de los buques de guerra naufragados en  el pasado en las cercanías de la isla, para usarlos contra los realistas.
Ni siquiera el Gobernador Civil y Militar de Margarita en 1812, Pascual Martínez, perdonó a los cochenses. Hasta allá  extendió su crueldad.          A quien considerase amigo de los patriotas o se demorase en pagar los impuestos, los castigaban haciéndolos sentar, no importaba fuese mujer u hombre, sobre un cañón calentado con disparos o poniéndolos de cabeza en el cepo. Este gobernante tarde o temprano debía pagar sus crímenes contra la población indefensa. El 18 de agosto de 1814, estando Margarita en manos de los patriotas encabezados por Juan Bautista Arismendi, fue ejecutado tras seguírsele juicio.
Más pasable, en todo caso, fue el mariscal de campo Pablo Morillo, quien tomó la Isla de Coche como base de sus operaciones militares contra los patriotas de Margarita, abril de 1815, cuando se incendió en sus costas el buque insignia "San Pedro Alcántara", y en julio de 1817 para invadir a Margarita, infructuosamente, pues fue derrotado en la Batalla de Matasiete. Antes ni después de Morillo ha habido tanta concentración militar en la Isla de Coche y, sin embargo, no hubo tropelía contra sus moradores. Tres mil oficiales y soldados estuvieron allí preparándose para asaltar a la vecina Margarita, los más de ellos pertenecían a los Batallones Burgos y Barbastros que ese mismo año pelearán también en Guayana contra las fuerzas de Piar y Cedeño.

domingo, 8 de enero de 2012

Piratas sobre la Isla de Coche

Los piratas, corsarios y bucaneros que incursionaron sobre Las Antillas desde el siglo  XVI, no dejaron de hacerlo alguna vez en Coche. Esta isla también fue víctima de los depredadores de bienes y fortunas más acá del Atlántico. Quienes más daños causaron fueron los capitanes Amyas Preston y George Sommers (1595), adelantados por Walter Raleigh para que les facilitara su entrada al fabuloso imperio de Guayana y El Dorado.
Dos años antes de que estos dos Capitanes saquearan a Coche habían pasado por sus costas rumbo a Margarita, las escuadras inglesas, primero la de John Burg, luego la de James Langton y otra no identificada en el mes de noviembre y la cual se trabó en batalla con una galera española al mando del gobernador de Margarita, Juan Sarmiento de Villadrando, donde éste perdió la vida. Quienes sobrevivieron dijeron que el Gobernador, el último de los Villalobos, cayó al agua y desapareció luego de recibir el impacto de una bala de canon del buque pirata inglés.
Y era que los gobernadores de la Colonia no se quedaban en la retaguardia a  la hora de una guerra, así fuese provocada por osario op piratas.  Iban de frente a ver y batir el cobre.  Eso lo hizo asimismo el gobernante de la provincia de Nueva Andlucía (Cumaná) Diego Suárez de Amaya contra el famoso Guillermo Parker,. También saquedaro de las rancherías perleras de Coche.
Amyas Preston, como arte estratégica de la expedición de Sir Walter Raleigh que venía a incursionar en los predios de Berrío en busca de El Dorado, zarpó en febrero de 1595 del puerto de Hampton. Su misión estaba dirigida a practicar una correría de desgaste en territorio ultramarino español, la que cumplió con temeraria exageración tomando y saqueando islas y ciudades de Venezuela, entre ellas Coche, donde incendió casas, trenes o chinchorros de pesquería y se apropió de un cuantioso botín de perlas.
Igualmente invadió un sector del litoral de Cumaná donde obtuvo precioso rescate. El 23 de mayo enfiló sus naves, la "Ascensión" que el propio Preston comandaba; el "Almirante Gift" al mando del capitán George Sommers, una pinaza (embarcación pequeña de vela y remo) y otros tres navíos, hacia La Guaira. Aquí, en lo que es hoy Macuto, desembarcó 500 hombres y por una abandonada pica indígena burló a los defensores de Caracas y tomó la ciudad por seis días, prácticamente sin otra resistencia que la de un valiente octogenario llamado Alonso Andrea de Ledesma, quien erigido en solitario Quijote, lanza en ristre, ofrendó su vida contra los invasores. La incursión, hasta reunirse los piratas en Trinidad, concluyó sin contratiempo con un saqueo a la ciudad de Coro. El contratiempo, y muy fatal, lo tuvo Raleigh en Londres al ser decapitado por no acatar            las instrucciones del Rey Jacobo Primero.
En 160.1 hubo otra incursión inglesa sobre la isla de Coche capitaneada por Guillermo Parker y rechazada por Diego Suárez de Amaya, quien el año anterior se había encargado de la Gobernación de Nueva Andalucía. Suárez de Amaya no sólo debió enfrentar a los ingleses, sino también a los holandeses, quienes con terca insistencia extraían sal de contrabando de la península de Araya.
Otro Gobernador de Nueva Andalucía (1606-1614), protector de Coche contra la intensa piratería del Caribe, fue Pedro Suárez Coronel. Existe una carta de este Gobernador, fechada en la Isla de Coche en 1609, donde informa al Rey, del estado y jurisdicción de su gobierno, de la defensa de la salina de Araya y de la conveniencia de unificar el gobierno. de  isla de Margarita y de la Nueva Andalucía

viernes, 6 de enero de 2012

El Comprador de perlas

Antes de que la explotación pasase a "mejor vida", en Coche se destacó Juan Casanova Gil como gran comprador de perlas. Durante mucho tiempo Juan Casanova Gil dominó el comercio de la isla.            Era marino, patrón        y            capitán de su propio     barco.  Comerciante     de extraordinarios aciertos, parco, de hablar quedo y de sonrisa tenue. Su negocio era redondo. Sus intermediarios, si es que los había, estaban fuera, en los puertos donde atracaba su barco para llevar el pescado seco con los cuales los deudores pagaban sus créditos y a la vez para surtirse de cuanto consumía la población.
En su establecimiento comercial se quedaba Paulita Arismendi despachando desde una astilla de leña, una juanadama de kerosene o gasolina, un cafenol o frasco de hemoglobina, estopa para calafatear, una red para pescadores, hasta la más rara pieza de ferretería.
Pero el gran negocio de Juan Gil, como prefería llamarlo la gente,  parecía estar en las perlas. Claro está, cuando la perla tenía gran demanda y buenos precios. Yo veía. a Juan Gil en las grandes temporadas tender un manto negro sobre una mesa cuadrangular para clasificar bolsos repletos de ,perlas que a diario le traían los pescadores.
Recuerdo estos tipos de perlas clasificados y separados en montoncitos: "de vista" (perlas completamente esféricas, tornasoladas y mayores de dos granos); "redondas" (semejantes a la "de vista", pero más pequeñas); "descarte" (similares a las anteriores sin llegar a ser completamente esféricas); "barroque" perla irregular y "mostacilla" la de inferior calidad con peso de un cuarto de quilate aproximadamente.
Antiguamente, vale decir, en tiempos de la Colonización, prevalecían otros nombres en la clasificación comercial como por ejemplo "aljófar común" (perla de forma irregular), "aljófar redondo" (perla esférica), "avemarías" (perlas ideales para rosarios) y "asientos", perlas redondas por un lado y planas por el otro.
El impuesto era apenas el valor de una estampilla fiscal de poca monta adherida al permiso que debía obtenerse en la Inspectoría de Pesca. En tiempos de la Colonia consistía en separar para la Corona la quinta parte de cada porción de perlas clasificadas. Los funcionarios de las Cajas Reales que entonces funcionaban en la propia Cubagua, Santo Domingo y Puerto Rico, separaban las perlas en grandes grupos, apartando para la Corona el llamado "quinto real" o quinta parte de cada clasificación.
Como se ve el impuesto a la extracción y comercio de la perla no existe y menos ahora  que la explotación ha mermado considerablemente. A los pescadores en la temporada autorizada por el despacho gubernamental correspondiente, les resulta comercialmente más provechoso ofrecer al mercado la tripa de la bivalva con fines culinarios dada que es muy solicitada por ser rica en proteína y por la convicción de sus poderes afrodisiacos.
El gran comprador de perla que era Juan Casanova Gil (más cochero que de Santa Ana del Norte donde nació) dejó de ser desde el mismo año 1981 cuando murió a la edad de 87 años.
Fui muy amigo de uno de sus hijos, de Efraín.  Residíamos en la misma casa del Conde Este  de Caracas.  Él estudiaba en el Liceo Fermín Toro y yo en la ETI de la Ciuad Universitaria.  Catire de baja estatura, le metía cartones a los zapatos para crecer un centímetro. Los fines de semana ibamos juntos al cine y de regreso le echábamos el carro al portugués que vendia tostadas en cualquier esquina de Caracas.
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jueves, 5 de enero de 2012

La Perla


"Sem Amor, nem uma Gota sequer se transformaria em Pérola."

RumiViéndolo bien, la Perla, esa concreción generalmente esférica de variado color que se forma en el interior aterciopelado de la concha de cierta especie de ostra, descubierta tal vez por algún primitivo habitante de la tierra, no es más que un cuerpo extraño. Sí, un cuerpo extraño que la estética ornamental o suntuaria ha adoptado como joya, desde tiempo inmemorial, para bien o para mal de muchos pueblos.
Es como piedra preciosa, algo así como un diamante de talla, a diferencia de que el mismo es concebido a través de un proceso volcánico demasiado tardío que concluye el hombre en los talleres gemológicos, mientras que la concepción de la perla empieza y termina en la propia concha o madreperla.
La perla es símbolo de la riqueza biológicamente renovable del mar y el diamante de la tierra milenaria. Ambos suelen lucirse individualmente o engastados ambos en diademas, coronas, collares o pulseras. Su valor, en todo caso, depende de su color,       forma,  tamaño y hermosura.     Las       hay       realmente excepcionales. El Rey Felipe II de España poseía dos perlas notables, una de 134 quilates proveniente de Panamá y otra de 250 extraida del área insular Margarita-Coche-Cubagua.
Conceptuamos la perla como cuerpo extraño y es porque cuando algún grano de arena o parásito, por ejemplo, penetra en la concha, le produce irritación y el molusco tratando de rechazarlo segrega una sustancia  que al final la acepta recubriéndola de finísimas capas que le dan ese característico brillo de efecto tornasolado y tonos delicados. He aquí la perla, conocida desde los tiempos más remotos y utilizada siempre como objeto de ornamento. La Biblia la menciona, particularmente en el Apocalipsis donde San Juan dice que adornaban el vestido de las mujeres. La menciona, claro, no con el nombre de perla sino de Margarita, como la llamaban los griegos. Los latinos le decían Pirula, de donde viene el nombre de perla. Son famosas las perlas de la Reina Cleopatra de Egipto, donde, al igual que los persas adornaba con ellas las coronas, las diademas y las guarniciones de los vestidos reales.
De manera que cuando Colón y los sucesores de sus famosos viajes llegaron a la América, la perla era más que conocida y se apreciaba tanto como el ingrato señuelo del dorado. El Dorado fue el incentivo en la formación de muchos pueblos como Santo Tomás de la Guayana lo mismo que lo fue la perla en la fundación de Nueva Cádiz en Cubagua, San Pedro, en la Isla de Coche y Nuestra Señora de los Remedios en La Goagira colombo-venezolana.
Pero ¿qué nos queda de la perla? Nada más que una historia que se refleja en Cubagua, la historia intensa y traumática de una isla, ayer todo esplendor y hoy parduzca tierra desolada, donde se agita el mar que guarda el resto de los restos de lo que fue y dejó de ser per se, pero que sin duda jugó rol importante en la formación, organización y colonización de lo que es hoy Venezuela.

miércoles, 4 de enero de 2012

Coche con los bancos perleros más importantes


Si los colonizadores hispanos se hubieran dado cuenta de que los bancos perleros más importantes del área insular estaban en la costa oriental de la Isla de Coche, habría sido ésta y no Cubagua la primera Ciudad de Venezuela.
Pero fue 'en 1943 cuando autoridades científicas oceánicas identificaron que de los 28 bancos perleros del área insular, el grupo más numeroso, 7 en total, se encuentra en la costa oriental de Coche. Le sigue en importancia los 5 bancos de Cubagua, situados delante de la cabecera oriental y en la parte Sur de la isla.
En el Siglo XVI, cuando comenzó la explotación, el orden era inverso y se distinguían cuatro zonas principales, siendo la más importante la de Cubagua, entre Punta Lagarto y Punta de Puerto Viejo. Le seguían las pesquerías de la Isla de Coche y en último lugar la zona de barlovento de la Isla de Margarita.
No había un sistema técnico especial como en la actualidad para la extracción de la concha madreperla, sino que se hacía primitivamente buceando de cabeza a una profundidad de 3 a 4 brazas (5 a 7 metros), para lo cual eran hábiles los indios guaiqueríes reforzados posteriormente por indios lacayos inexpertos traídos de Las Bahamas y negros esclavos entrenados para tal fin y sometidos a tratos inhumanos.
El sistema de rastreo o arrastre y los buzos de escafandra se popularizaron y pusieron en práctica muy tarde en el área insular       y contribuyó a una mayor intensificación            de        la explotación. Los buzos de escafandra solían trabajar a una profundidad de 9 brazas y usaban canastas circulares llamadas "jabas", atadas a un cable para recoger las conchas. En cuanto a la rastra, sistema predominante, es una plancha pendiente de 3 tirantes, con un arco que, al ser introducido en los ostrales, atrapa en una red o copo las conchas grandes que luego son levadas a bordo de la embarcación.
La ranchería era la unidad técnica y social de la explotación de la perla, base de operación para quienes se asociaban con tal fin, casi siempre un equipo no mayor de nueve personas integrado por el patrón de la embarcación, siete marinos y el ranchero que se repartían los beneficios de la producción por "partes" según el aporte, experiencia y esfuerzo de cada quien.
La explotación de los placeres perlíferos prácticamente ha desaparecido. En 1969 fue oficialmente la última explotación. Entonces el Estado venezolano impuso una serie de restricciones debido al agotamiento del recurso, determinado por la forma de explotación durante medio milenio. A lo largo de medio milenio de explotación es obvio que los bancos           perleros del área insular              hayan    mermados considerablemente. Pero no sólo el tiempo largo ha sido el causante, sino que evidentemente otros factores contribuyeron, entre ellos, el sistema de arrastre que destruye el habitat; el régimen de explotación sin límites por desconocimiento del ciclo de reproducción de la madreperla y los peces que tienen como plato suculento los millones de huevos que salen de las conchas para fecundación y perpetuación de la especie. Por otro lado está la competencia que le ha salido al recurso natural, desalentador para el pescador, con los cultivos mediante técnica especial        introducida y perfeccionada en el Japón y            las imitaciones tan perfectas que suelen lograr los expertos.


martes, 3 de enero de 2012

Ostrales madreperleros

De los ricos ostrales madreperleros de la Isla de Coche tuvo noticias muy temprano el marino Juan López de Archuleta, siendo Veedor General de Rescate de Cubagua, cargo que había comprado a García de Lerma desde el 28 de abril de 1526, pero el cual comenzó a desempeñar el 4 de julio de 1527, año en el que se conjetura comenzó a poblar la Isla de Coche para mejor provecho de sus bancos madreperleros que optimistamente eran explorados.
Para entonces Coche era una isla despoblada y ningún hispano se había interesado por ella, por lo que Juan López de Archuleta decidió asegurarla, pidiéndola al Rey en calidad de encomienda, pero        sin denunciar o darle a entender que            sus       costas, especialmente las orientales, eran ricas de madreperlas. La pidió alegando sólo el motivo de "...labranzas, crianzas y otras granjerías para proveer a su casa y a la misma isla".
La cesión planteada por Cédula Real fechada en Granada, el 28 de julio de 1526, estuvo condicionada a un informe previo que los Magistrados u Oidores de la Real Audiencia de Indias en Santo Domingo debían levantar en el sentido de verificar de qué isla se trataba, a cuál Gobernación correspondía y si había en ella oro y otras cosas de provecho alguno y si de .encomendarla al marino Juan López, podría ocasionar daño o perjuicio, a quién y por qué causa.
Según   el historiador hispano Enrique Otte Miembro Correspondiente en Venezuela -de. La Academia Nacional de la Historia, los Oidores de Santo Domingo negaron la encomienda a López Archuleta, pero evidentemente que ya la explotación de la madreperla en sus costas había comenzado tanto por parte de él como por otros navegantes, hasta el punto de que llegó un momento en que la Isla de Cubagua estaba quedando sola porque aquellos placeres de Coche eran más cómodos y abundantes.
Evidentemente, en 1529 la producción perlífera de Cubagua comenzó a declinar y resultaba más atractiva la de las costas de Coche, por lo que la mayoría de los pobladores de Cubagua empezó a desplazarse hacia la isla gemela y dejar prácticamente sola la Villa de Santiago que recién había pasado a llamarse oficialmente Nueva Cádiz, con una población aproximada de un mil habitantes.
Dada tal situación, el funcionario Hernando Carmona, a la sazón Aguacil Mayor de Nueva Cádiz, es mandado por Real Cédula del 21 de junio de 1529 a residenciarse en la Isla de Coche y días después debe hacerlo también por mandato real, el escribano de número, Rodrigo León, ordenándosele al mismo tiempo que se integre al Concejo que el pueblo de Coche se diera.
Para que fuese a pastorear a las almas cristianas que tomaban Coche por nueva residencia, los Misioneros Franciscanos, custodios de la religión en Nueva Cádiz, enviaron a Fray Antonio de Bilbao con la recomendación expresa de evitar que hispanos blancos contrajeran matrimonio con mancabas guaiqueríes.
En 1541 cuando un maremoto azotó a Cubagua, la Isla de Coche asumió con todas las prerrogativas su carácter de pueblo con una economía sustentada en la explotación de la perla que luego se extendió a la pesquería artesanal y explotación de la sal.
Otro de los primeros pobladores de la Isla fue Pedro González de Albornoz, quien con gente y bajeles propios invadió las costas para explotar sus ostrales perlíferos. Coche entonces llegó a producir más de un millón de pesos duros al año (moneda española de cinco pesetas).



lunes, 2 de enero de 2012

Celo sangriento por la sal

Durante la Colonia, España no le dio mucha importancia a las salinas debido a que contaba con abundantes minas en la propia península ibérica, pero por cuestión de soberanía, sí le importó mucho que los holandeses le pusieran el ojo y sacaran la sal furtivamente de Araya para comerciarla con los países escandinavos y con otros del Norte de Europa que explotaban la industria de la salazón. Por eso los persiguió a sangre y fuego, tal como lo hizo Gómez contra la propia gente del pueblo que sustrajera sal de las salinas del estado venezolano para la salazón del pescado y otros alimentos.
A falta de refrigeración artificial como existe en la época de la modernidad para conservar en buen estado los alimentos, ideal era la sal común, de suerte que la industria de la salazón en ese sentido fue próspera, por lo menos hasta que los ingleses a finales del siglo diecinueve inventaron un sistema mecánico de refrigeración.
Pero este sistema no properó industrialmante si no hasta ya avanzado el siglo veinte, por lo que la sal fue hasta entonces un producto natural precioso que había que cuidar y explotar con insistente celo hasta el punto de que el Congreso de Angostura en 1819  resolvió que el-Ejecutivo tomara en sus manos la extracción de   la sal, decisión complementada con el decreto dictado por el Libertador en 1826, en el cual establece que todas las salinas pertenecen a la Nación (1926). Así ha sido desde entonces y por tal norma y principio el Estado siempre ha tenido en sus manos el control de las salinas venezolanas y de ella ha cuidado y obtenido provecho fiscal, exagerando, por lo menos en tiempos de Juan Vicente Gómez, las medidas dirigidas a evitar la extracción de manera ilegal.
Ejemplo de esa exageración se evidenció en 1913 en la Isla de Coche teniendo como resultado una tragedia que jamás han dejado de recodar los habitantes de la Isla, siempre solidarios y enardecidos contra las injusticias.
De las Salinas de Coche cuidaban un Administrador y un Jefe de Resguardo además de otros funcionarios o celadores que tomaban sus medidas preventivas y represivas para evitar, por mínima que fuese, se sustrajera sal durante o fuera de la tarea de recolección.
El sábado 6 de septiembre de 1913, a las cuatro de la tarde, esas medidas extremas aplicadas por las autoridades para evitar la sustracción de sal, costó la vida de Águedo Salazar, hombre del pueblo, y al coronel Pablo Antonio Chaparro, andino, Jefe del Resguardo       de las Salinas.  Este último       fue        linchado y descuartizado. Una poblada enfurecida por los disparos mortales  del Coronel contra Aquedo Salazar, acusado sin pruebas haber extraído sal de las salinas, asaltó la Jefatura Civil, armada de machetes, piedras y cuchillos, y vindicó a motu propio aunque de manera cruelmente primitiva, a un trabajador del pueblo.


domingo, 1 de enero de 2012

La sal en Venezuela y el mundo

La sal, ese elemento obtenible también por medios artificiales, se ha hecho indispensable en la industria, en la medicina, pero fundamentalmente en la alimentación y diríamos que hasta  para cubrir inexplicables supersticiones o creencias tradicionales de la gente.
Soluble en el agua y crepitante en el fuego, la sal, elemento blanco y cristalino, existe de alguna manera en cualquier- parte de la tierra en conexión con el mar, pero sólo explotable en ingentes cantidades, en Cheshire (Inglaterra),
Wiwliezka (Polonia), considerados éstos los depósitos más importantes del mundo; en los Estados Unidos, Rusia, Alemania, China, India, Francia, Italia y España. Aquí en España la sal se localiza en Alfaques, San Fernando, Torrevieja, Ibiza, Formentera, Cabezón y Cardona. Esta última exhibe como notable curiosidad geológica una montaña de sal gema de 180 metros de altura y 4 kilómetros de circunferencia en la base.
Los depósitos de sal en Venezuela no son tan importantes como los señaladas, pero producen para llenar las necesidades de su mercado y exportar ciertos excedentes. Los depósitos más importantes explotados desde tiempos de la Colonia, están en Araya (300.000 t.) del Estado Sucre. Le siguen en menor cuantía los de Coche, en el Estado Nueva Esparta; Cumaragua y Mitare, en Falcón;       Salina Rica, Iturre, Oribor y Tapuri, en el. Zulia.
La sal gema o mineral es escasa. Sólo España en las minas de Cardona se da el lujo de poseerla en grandes cantidades, además de la marina. De allí que fuese indiferente con la sal de sus colonias. La sal de mayor consumo por ser la más abundante y la que puede obtenerse por métodos artificiales es la marina. En los Estados Unidos, la mayor parte de la sal se obtiene de los lagos y manantiales salados. En los países cálidos como Venezuela, es posible la sal marina por evaporación del agua del mar al aire libre; en los países fríos se logra por calefacción y en las regiones árticas, por congelación.
Hubo un tiempo en que la sal era buena para transacciones. En los pueblos de Asia y África, especialmente en Abisinia y el Tibet, la empleaban como moneda y en la antigua Roma una parte de la paga de los legionarios consistía en sal, de aquí el vocablo "salario" para determinar el pago de una jornada de trabajo.
De la magia y la superstición tampoco ha estado exenta la sal. En un texto enciclopédico hemos encontrado que en Laos Y Siam creen que la sal tiene poderes sobrenaturales, y las mujeres, después del alumbramiento, se lavan con sal y agua, para protegerse contra el sortilegio. Los árabes de Marruecos esconden la sal en la oscuridad, a fin de ahuyentar a los espíritus, y en los países nórdicos se pone cerca de la cuna de los niños, para protegerlos de toda mala influencia. En Arabia, comer sal en compañía crea un vínculo sagrado llamado "comunión• de la sal".
Por su propiedad de evitar la putrefacción, se considera la sal desde los tiempos remotos como símbolo de purificación. La Iglesia utiliza la sal como un elemento litúrgico que entra en varios ritos y ceremonias como el bautizo, la ordenación sacerdotal, la consagración de los templos y la bendición de las aguas.
Se cree que derramar sal trae mala suerte y también el término es utilizado en ciertas frases como "Con su sal y pimienta" para denotar la gracia y donaire de una mujer. Asimismo se le dice "tiene salero", frase muy española, como lo contrario sería "está salado" para resaltar la desgracia o mala suerte de alguien.