Si los colonizadores hispanos se hubieran dado cuenta de que los bancos perleros más importantes del área insular estaban en la costa oriental de la Isla de Coche, habría sido ésta y no Cubagua la primera Ciudad de Venezuela.
Pero fue 'en 1943 cuando autoridades científicas oceánicas identificaron que de los 28 bancos perleros del área insular, el grupo más numeroso, 7 en total, se encuentra en la costa oriental de Coche. Le sigue en importancia los 5 bancos de Cubagua, situados delante de la cabecera oriental y en la parte Sur de la isla.
En el Siglo XVI, cuando comenzó la explotación, el orden era inverso y se distinguían cuatro zonas principales, siendo la más importante la de Cubagua, entre Punta Lagarto y Punta de Puerto Viejo. Le seguían las pesquerías de la Isla de Coche y en último lugar la zona de barlovento de la Isla de Margarita.
No había un sistema técnico especial como en la actualidad para la extracción de la concha madreperla, sino que se hacía primitivamente buceando de cabeza a una profundidad de 3 a 4 brazas (5 a 7 metros), para lo cual eran hábiles los indios guaiqueríes reforzados posteriormente por indios lacayos inexpertos traídos de Las Bahamas y negros esclavos entrenados para tal fin y sometidos a tratos inhumanos.
El sistema de rastreo o arrastre y los buzos de escafandra se popularizaron y pusieron en práctica muy tarde en el área insular y contribuyó a una mayor intensificación de la explotación. Los buzos de escafandra solían trabajar a una profundidad de 9 brazas y usaban canastas circulares llamadas "jabas", atadas a un cable para recoger las conchas. En cuanto a la rastra, sistema predominante, es una plancha pendiente de 3 tirantes, con un arco que, al ser introducido en los ostrales, atrapa en una red o copo las conchas grandes que luego son levadas a bordo de la embarcación.
La ranchería era la unidad técnica y social de la explotación de la perla, base de operación para quienes se asociaban con tal fin, casi siempre un equipo no mayor de nueve personas integrado por el patrón de la embarcación, siete marinos y el ranchero que se repartían los beneficios de la producción por "partes" según el aporte, experiencia y esfuerzo de cada quien.
La explotación de los placeres perlíferos prácticamente ha desaparecido. En 1969 fue oficialmente la última explotación. Entonces el Estado venezolano impuso una serie de restricciones debido al agotamiento del recurso, determinado por la forma de explotación durante medio milenio. A lo largo de medio milenio de explotación es obvio que los bancos perleros del área insular hayan mermados considerablemente. Pero no sólo el tiempo largo ha sido el causante, sino que evidentemente otros factores contribuyeron, entre ellos, el sistema de arrastre que destruye el habitat; el régimen de explotación sin límites por desconocimiento del ciclo de reproducción de la madreperla y los peces que tienen como plato suculento los millones de huevos que salen de las conchas para fecundación y perpetuación de la especie. Por otro lado está la competencia que le ha salido al recurso natural, desalentador para el pescador, con los cultivos mediante técnica especial introducida y perfeccionada en el Japón y las imitaciones tan perfectas que suelen lograr los expertos.
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