domingo, 13 de marzo de 2016

El Trespuños


Sólo una vez, más por curiosidad emocional que por marinería, navegué a bordo de un trespuños y supe del bauprés, del foque, de la trinquetilla y del mástil o palo mayor y  de la botavara que sujetaba la vela  hinchada por la brisa.  Lo que nunca pude explicarme era cómo el trespuños podía navegar y picar las olas contra los fuertes alisios que venían de barlovento.  Al parecer en eso consistía la sabiduría del patrón.


El Hamelin de la Isla de Coche


Mallía era como el flautista de Hamelín, sólo que en vez de la dulce flauta utilizaba una lata de caramelos. Mi padrino Mallía cada vez que se pasaba de copas, se armaba muy bien en las bodegas de las equinas de parada y a paso acelerado por medio de la calle iba lanzando caramelos a los muchachos que le seguían al mismo ritmo festivo.  Picha!  más picha Mallía! y a ese paso llegaba hasta el mar donde tenía fondeado su pequeño velero,  Allí se embarcaba y los muchachos le segúían con el agua hasta el cuello.

viernes, 11 de marzo de 2016

La Mara del pescador

La Mara definitivamente está vinculada a las faenas del Mar y sólo la  separa al final la última letra que irremisiblemente es la primera del Alfabeto.  La inventó un  artesano pescador de la Isla de Coche para sacar la cosecha del Copo del tren  de pesquería y verterla en el bote de cabecera.

Las perlas de Juan Gil

Las perlas de todos los tamaños, brillos y colores yacían en un saquito bien guardado hasta que su dueño las vertió sobre el tapiz negro de la mesa y sometió su valoración al  ojo no guiñado.  Por ello de tanto mirar con un sólo ojo la calidad de las perlas se ganó la palma de tuerto y lo apodaban sin remilgo   el “Tuerto Juan Gil”.

jueves, 10 de marzo de 2016

La Mara


La Mara definitivamente está vinculada a las faenas del Mar y sólo la  separa al final la última letra que irremisiblemente es la primera del Alfabeto.  La inventó un  artesano pescador de la Isla de Coche para sacar la cosecha del Copo del tren  de pesquería y verterla en el bote de cabecera.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Jalando Mandinga


A fuerza de soga enlazada a la espalda, el pescador desde muy de madrugada tiempla y jala al Mandinga que no es diablo ni niño travieso sino un largo como emboyado y emplomado tren de pesquería.  Pretende el pescador de la Isla de Coche que el tren hasta el copo llegue  a tierra con su cardumen de lisa, sierra o carite que la vianda del cochero espera.



martes, 8 de marzo de 2016

Las cabuyas del mandinga


Húmedas y desmayadas cuelgan desde el largo madero  horizontal tras nocturna faena en agitado mar adentro, expuestas por el pescador a los rayos solares hasta el siguiente día de la reanudación.


domingo, 6 de marzo de 2016

Manos en la red

Manos surcadas de venas que hablan del tiempo transcurrido sobre la piel, remiendan la red de la pesca mar adentro, malograda seguramente por algún pez que reventó la maya del cautiverio.  Es que el pez, al igual que el hombre, alimenta en su agallas el instinto de la libertad.