A tía Beca, los parroquianos de la isla le llamaba “la abuela rococó” porque para echarle cuentos a su nieto Marco Antonio, se sentaba en un mueble tallado con figuras de hojas. guirnalda, flores y cupidos.
A la negra Rosa todo los pobladores la llamaban “El Agujero Negro“, según Abdón Lozada porque no dejaba escapar la luz de su alma y a decir de Tarita era una estrella que murió por falta de combustible.
Un día por mar y tierra hice un largo viaje con Rogelia a calar camarones rosados en la playa de Chilango.- No hubo contratiempos porque la jueza era ella.
Aquella mujer de frente ancha gastó su vida sobre una máquina Singer de manigueta confeccionando vestido de cretona a las mujeres de los pescadores de Punta Honda.