miércoles, 9 de marzo de 2016

Jalando Mandinga


A fuerza de soga enlazada a la espalda, el pescador desde muy de madrugada tiempla y jala al Mandinga que no es diablo ni niño travieso sino un largo como emboyado y emplomado tren de pesquería.  Pretende el pescador de la Isla de Coche que el tren hasta el copo llegue  a tierra con su cardumen de lisa, sierra o carite que la vianda del cochero espera.



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