miércoles, 9 de noviembre de 2022

RELATO DE LA ISLA (XX)

XX La Bodega de Tía Victoria virtualmente gozaba de ciertos privilegios pues nunca tuvo que pagar impuestos. Los cobradores de Hacienda jamás tocaron las puertas de su bodega, pero sí frecuentemente los necesitados de la isla de Coche, el Padre chico Nardui le dijo que mientras más desprendida y caritativa fuera, más oportunidad de vivir tenía. “Por lo menos que me favorezca con la longevidad de mi padre José de la Cruz Tillero”, feliz marinero que navegó por todos los mares y como buen marino en cada puerto tuvo un amor y hasta hijos como en Ciudad Bolívar, Nueva York y Puerto Rico donde se quedo anclado hasta los ochenta años de edad cuando se perdió en el horizonte. A lo mejor Neruda se inspiró en él. Era lo que Tía Victoria creía: “ Amo el amor de los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más / En cada puerto una mujer espera / los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar. Amo el amor de los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más./ En cada puerto una mujer espera; / los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar”. Tía Victoria habría querido morir en el lecho del mar porque la isla donde vivió siempre está rodeada de mar, pero murió en su cama portentosa hecha de cedro siguiendo un modelo de la época de Luis XV, por el ebanista y músico Rafael González, autor de “El Carite”, canto folclórico nacional. La vida de tía Victoria no fue tan longeva como su padre muerto en isla bonita, pues falleció ella cuando tenía 65 años. José de la Cruz Tillero, era marino de los Siete Mares. En esos barcos mercantes donde prestó servicio tuvo la suerte de navegar desde el Pacífico hasta el Índico. Y es más, conoció en ese oficio de alta marinería la Cruz del Sur que es la constelación más famosa del hemisferio Sur y sirve como brújula. Es una constelación tan importante que varios países la llevan en sus banderas. José de la Cruz Tillero nació en Pampatar el día de la Cruz y falleció en Puerto Rico a la edad de 80 años. Era marino y como buen marino al fin, tuvo hijo en Coche, Ciudad Bolívar, Nueva York y Puerto Rico. Luis Miguel, su pariente cercano, recuerda la muerte de tía victoria, no obstante su pubertad, Apenas contaba cinco años: “Recuerdo su cofre negro con remaches plateados. La angustia de la espera porque Marcos, su hijo, no llegaba, amanecía el 17 de diciembre y ella dormida para siempre. Temprano del día siguiente llegó Choncita (Asunción) su hija y Marcos nada que aparecía. A las 4 pm sale el cortejo para el cementerio y cuando la familia ya resignada creyendo que su hijo no llegaría, se oyó la voz de Juancito Serrano mandando a parar dado que el cofre ya estaba dentro de la bóveda. Abdón y sus ayudantes retornaron el cofre. “Llegó Marcos en el bote de Salomón” corrió la voz. Abrieron la urna y el hijo pudo despedirse de su Madre”. (AF)

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