domingo, 19 de noviembre de 2023
HERMANOS E HIJOS DE AMÉRICO FERNÁNDEZ
Mi hermano mayor. José Jesús, siguiendo la estela de su abuelo materno, subió la por jarcia hasta el carajo y divisó un mundo nuevo, imposible para su permanencia. Retornó al punto de partida donde su vida había que anclarla con tenacidad más que con el engaño que alguna vez lo puso de mal humor. Al final mejoró en el trabajo productivo que le costó la vida en una noche de viandas aromáticas mal alumbradas por los rayos de una Luna oculta entre nubes de mal presagio.(AF
• Me imagino que mi hermano menor Luis José, no tiene otro igual en el planeta: Su primer sueldo lo repartió entre su Madre y hermanos con cuyos nombres ya había bautizado a sus propios hijos.
• Petrica, mi hermana, adoraba tanto a su Madre, que prefirió quedarse virgen para dedicarse por entero a ella y cuando su madre murió cansada de tanto vivir detrás de una máquina Singer de manigueta, cosiendo para las mujeres de los pescadores, cultivó un jardín en el patio de su vivienda y los domingos muy temprano trepaba el cerro hasta el Cementerio para depositar rosas sobre su tumba.
Elena, mi hermana maestra normalista, se vió morir en sueño con velo y corona. Por eso no quería casarse, al fin la atrapó el amor en una tarde de guitarra y maracas sobre un pilote de sal, pero, tal como lo soñó, la vinieron a buscar tras el parto lastres deidades gruiegas.
RUSALKA
El artista Ivan Bilibin imaginó a Rusalka, ninfa de la mitología eslava, habitante de ríos y lagos, así como la del dibujo, para una ópera muy exitosa en Rusia y Ucrania
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De acuerdo con las tradiciones rusas, bielorrusas y ucranianas, Rusalka era una sirena que vivía en el fondo de los ríos. A medianoche, acostumbraba salir y bailar en los prados. Si veía a un hombre hermoso, lo hechizaba con canciones y bailes. Entonces lo conducían al fondo del río. Eleazar Díaz Rangel cuando le conté esta mitología, se asombró. Ocurrió cuando me preguntó por qué le puse ese nombre a mi vivienda de la urbanización Medina Angarita. Yo mismo no sé por qué se me ocurrió. Confieso que fue un impulso.
Mi hija Ondina, igualmente ostenta el nombre de una ninfa de la mitología griega. En la mitología griega, se llamaba Ondina a las ninfas acuáticas náyades de espectacular belleza que habitaban en los lagos, ríos, estanques o fuentes.
Y Riolama. Riolama asimismo es una nereida selvática,. En mi tiempo de estudiante me sentía atraído por estos seres mitológicos. En el caso de Riolama, extraje el nombre de la novela “Mansiones Verdes” que trata de un joven que huye de la revolución en Venezuela se adentra en la selva amazónica, donde conoce a una muchacha salvaje perteneciente a una tribu. Pronto descubre que los miembros del clan quieren matar a la joven porque la consideran un demonio. Pero, Riolama, no es tal. Muy sensible y áspera quizá por lo franca y directa. Buena narradora. Ganó el primer premio “Ramos Sucre” de Cumaná por su libro de cuentos “Desde el Diván”Tiene un post grado en Biología Marina y los minero del Sur no la sopotaban porque le hizo la vida imposible a los depredadores y contaminadores de las aguas con la fatalidad del mercurio.
La única que no tiene nombre de ninfa es AROR. Su madre decidió bautizarla con un anagrama compuesto con la primera letra de los nombre de las hermanos anteriores.
Ángel Américo, convertido en un intelectual de la epistemología, nació en la antigua calle de los culíes, hoy Calle Las Mercedes, en una vivienda con una acera muy alta accesible a través escaños. Pues bien, según me contaba Renfis, un guitarrista de Radio Bolívar, lo mucho que disfrutaba viendo al niño Ángel desnudo meando desde lo alto a los infantes que pasaban por la calle, recostados de la acera.
Jesús Américo, nació en el hospital universitario Ruiz y Páez y tras la operación, el médico obstetra Camilo Perfetti, se asomó a la puerta del Quirófano y gritó a todo pulmón: “Ha nacido Profecía II”. Estaban pasando por el cine Orinoco la película “La Profecía” de Gregory Peck.